El Movimiento Cristiano Liberación (MCL) denunció que su coordinador nacional, Eduardo Cardet, fue golpeado por reclusos a su arribo a la cárcel de máxima severidad conocida como Cuba Sí. Asimismo, su esposa, Yaimaris Vecino, condenó que las autoridades de la prisión impidieron que la familia lo pudiera ver durante una visita programada.
El MCL precisó en un comunicado que Cardet fue trasladado desde la Prisión Provincial de Holguín a la tristemente célebre prisión El Yaya conocida como Cuba Sí. Había sido ubicado en el destacamento número 23 con "alrededor de 80 reclusos comunes, hacinados en camastros de tres pisos, en un área de aproximadamente 15 metros de largo por unos cinco de ancho".
La organización señaló que a su llegada, mientras acomodaba sus pertenencias Cardet fue "atacado por sorpresa y por la espalda por varios reos comunes".
"Sin mediar palabras algunas comenzaron a golpearlo brutalmente con puños y pies hasta derribarlo al piso. De inmediato, los agresores, mostrando una influencia insólita, llamaron a los militares para que sacaran a Eduardo de ese destacamento", añadió.
Cardet fue asignado al destacamento número 20 en la misma ala penitenciaria de sus agresores, según el MCL.
La organización condenó que los ejecutores de la agresión no habían sido castigados y que Cardet se encontraba "en iguales condiciones de vida que (en) el destacamento anterior".
"El Movimiento Cristiano Liberación denuncia estos graves hechos, que ponen en inminente peligro la vida y la integridad física de un hombre de paz, médico de profesión y luchador pacífico por los derechos para todos los cubanos", señaló el comunicado.
Lamentó que el líder opositor "por sus ideas es encerrado junto a criminales sin escrúpulos que por demás el régimen de La Habana utiliza para atemorizar a sus adversarios políticos dentro de estas mazmorras comunistas".
El MCL responsabilizó "a la junta militar que gobierna Cuba, por la vida y la integridad del Dr Eduardo Cardet, preso político declarado de conciencia por Amnistía Internacional".
En otra nota, la organización informó además sobre la negativa que recibieron el sábado los familiares de Cardet, con "derecho de una visita de al menos cinco minutos debido a su traslado a una nueva cárcel".
"Hoy acudimos a verle su madre, su hermana, un sobrino y yo", explicó Vecino.
La esposa del opositor denunció que "el oficial de la Seguridad del Estado Evelio Moreira Domínguez dio orden de impedir la visita.
"Este es el oficial que detuvo a Eduardo (…)", puntualizó.
Según recogió el MCL, el director de la prisión Cuba Sí dijo a la hermana de Cardet que tenía un golpe en la frente por la agresión de un recluso con trastorno psiquiátrico. La organización detalló que la versión contradice lo que Cardet dijo a su esposa por teléfono, "que había sido agredido por varios presos".
"Estamos muy preocupados porque desconocemos el estado físico real de él", señaló Vecino.
"Si Eduardo está injustamente condenado por un supuesto delito común ¿Por qué la Gestapo sigue controlando su caso?", cuestionó el MCL.
En tal sentido, llamó "a todas las instituciones, gobiernos y personalidades de buena voluntad a denunciar y condenar el trato inhumano, cruel y degradante" que desde noviembre de 2016 recibe su coordinador nacional y a "reclamar, en un merecido acto de justicia, la inmediata e incondicional liberación del Dr Cardet".
El coordinador nacional del MCL fue arrestado de forma violenta frente a su casa en el municipio Velasco, Holguín, el 30 de noviembre del año pasado, cinco días después de la muerte de Fidel Castro.
Cardet había realizado previamente una visita a EEUU y en declaraciones a la prensa criticó el legado de represión dejado por el dictador.
Fue condenado a prisión "por un supuesto delito de atentado" y el Tribunal Provincial de Holguín ratificó en mayo la sentencia de tres años de privación de libertad.
La familia del líder denunció el pasado mes de septiembre que a Cardet "deberían haberlo sacado para un centro abierto en correspondencia con su sentencia". Más recientemente, en octubre, había manifestado su preocupación de que fuera trasladado, como finalmente ocurrió, a una institución con un régimen de mayor severidad.