El líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), José Daniel Ferrer García, se trasladó a la sede de la organización en Altamira, donde prosigue la huelga de hambre que inició el miércoles en el Parque Céspedes santiaguero para llamar la atención sobre la represión que sufren activistas y miembros de la sociedad civil.
"Solo se pusieron a vigilarme y a dar vueltas por el lugar, hablé con muchísimas personas que se me acercaron, algunas se fueron asustados del lugar, otros se quedaron a ver cuándo me detenían. Ellos sabían que nosotros teníamos a personas ubicadas en ciertos puntos difíciles de divisar para filmar cualquier situación sobre el arresto. No lo hicieron", explicó a DIARIO DE CUBA, Ferrer.
"La policía política está a distancia y no quiere agravar las cosas. Ellos saben que hay mujeres y hombres de nuestra parte que llega el momento que se cansan de tantos abusos, de tanta crueldad e infamia. Ellos saben de que estamos dispuestos a engrosar las filas del presidio político o a morir si es necesario", sostuvo.
Dijo que sobre la medianoche regresó a Altamira, pero que seguía "en huelga, esperando cómo se comporta este jueves".
Denunció que este día, cada semana, detienen a activistas, les impiden llegar a las sedes de sus células de la UNPACU y reunirse en localidades como Palma Soriano, Santiago, Palmarito del Cristo, entre otras.
"La protesta puede acabar hoy en la noche, puede acabar mañana, pero puede continuar, y si es así me volvería a trasladar a un lugar público", añadió el opositor.
"Mediante esta huelga también estoy exigiéndole a la conferencia regional sobre la mujer organizada por la CEPAL, que se celebra en La Habana dedicada a Vilma Espín y a Fidel Castro, que se pronuncie sobre los casos de las mujeres que se encuentran presas en Cuba injustamente por su activismo político pacífico", acotó.
Recordó que el "desencadenante final" de protesta "es lo que está pasando con el movimiento de activistas desde y hacia Palmarito de Cauto, con la gravedad de lo sucedido alrededor del fallecimiento el pasado domingo de la activista Aracelys Tur Hernández".
Decenas de miembros de la organización y familiares de la activista no pudieron acudir al velorio de Tur Hernández, ni tampoco al entierro.
"Es indignante que hasta para llevar a alguien de Palmarito de Cauto al hospital haya que ir a pedir una especie de salvoconducto especial que da la policía política, que es lo único que permite salir por el puesto de control instalado perennemente", denunció.
"Exigirles que paren es imposible (…) porque ellos se sostienen así, mediante el terror, pero están sobrepasando los límites hasta para los que en cierto modo están acostumbrados a la actuación de la tiranía", consideró Ferrer.