El pueblo cubano se ha quedado sumido en un denso silencio tras los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Salvo algunos aplausos esporádicos, esa multitud acostumbrada a regalar grandes ovaciones está petrificada entre la duda y el desconcierto.
Antes de la función, se leyó una crónica de una victoria avisada a los presentes, se habló de pronósticos científicos y de continuidades históricas, de duras preparaciones y de trofeos que se quedaban en casa.
Ahora, cuando todos los pronósticos han estallado en el aire y nuestro país ha cedido el primer lugar en la tabla de posiciones, una pregunta flota como un corcho en el agua: "¿Quién nos engañó?"
¿Quién o quienes le pasaron ese libreto al presidente del INDER por debajo de la mesa para que empeñara la palabra delante de los medios informativos?
¿Cómo se hizo un pronóstico si no se sabía realmente qué atletas irían a la competencia, si hasta los directivos del deporte cubano se sorprendieron por la participación de atletas de alto nivel de otros países que nunca habían tenido interés en este tipo de eventos?
¿Por qué no se previó la continuidad y el desarrollo del deporte mexicano? ¿Nadie predijo el salto cualitativo de ese extenso país?
¿Quién olvidó al país anfitrión, Colombia? ¿Cómo es posible no tener en cuenta los factores subjetivos que hacen de las sedes un duro bastión? ¿Nadie fue capaz de analizar estos aspectos?
¿Quiénes subvaloraron el trabajo de nuestros técnicos deportivos esparcidos por toda la región? ¿Acaso no era previsible que con su experiencia, prestigio y técnicas bien probadas podían arrebatarnos medallas a nosotros mismos?
¿Cómo es posible hacer un pronóstico de esa magnitud cuando las dos terceras partes de la delegación cubana asistía por primera vez a unos Juegos Centroamericanos y del Caribe? ¿Quién fue capaz de poner esa pesada carga en la espalda de esos muchachos tan jóvenes?
¿Qué tipo de análisis científico se hizo? ¿Quiénes engañaron al pueblo de esa manera, cegados por un espíritu triunfalista que para nada ayuda a nuestro movimiento deportivo?
¿Cómo, a pesar de todo, vuelven a quemar las naves y, con premura inusitada, a todas luces tratando de calmar mareas embravecidas, se habla de la potencialidad de nuestro país para llevarse el segundo lugar en los próximos Juegos Panamericanos? ¿Ya se hizo el estudio científico?
¿Qué ganamos con esto? ¿Dónde está la humildad que nos inculcaron, de dónde salió esa arrogancia y por qué se aferran a verborreas insípidas que nada aportan al desarrollo de nuestro sistema deportivo?
Acabemos de una vez y por todas de aceptar que nuestro deporte está en decadencia y, mientras nuestras autoridades deportivas continúen tapando huecos con palabras y desviando las miradas, lo seguirá estando aún más.
Desclasifiquen de una vez y por todas los "archivos secretos" donde se habla de retrocesos, y tengan la valentía de exponerlos al sol para que cada cubano, con el civismo y el patriotismo que los caracteriza, ofrezca soluciones, aporte ideas, se identifique y se solidarice con este fenómeno que tanto nos duele y nos afecta. Estamos esperando. Nos vemos en el estadio.