¿Era o es Yasmany Tomás un jugador de $68,5 millones de dólares? Tres años después de contratarlo, las Serpientes de Arizona piensan que no.
La dirección del equipo envió al outfielder cubano directamente a waivers, reconociendo así que su relación se ha pulverizado. Y no fueron solo las lesiones. Tomás tiene 27 años y tiende a la obesidad, lo que ha impedido que su defensiva llegue al menos a equipararse a la de la media en Grandes Ligas.
Lo que sigue son tres posibles razones por las cuales Yasmany Tomás dejó de ser de interés para Arizona, puntos que también podrían afectarle en futuros contratos.
Limpieza de nómina y salida de J. D. Martínez
La partida de J. D. Martínez volcó sobre Tomás toneladas de presión al inicio del entrenamiento primaveral. Arizona se hallaba ante la disyuntiva de realizar un descargo salarial o confiar en las prometedoras proyecciones del cubano. Con la salida definitiva de Martínez, el proceso se convirtió en una bomba de tiempo.
Ante las persistentes dudas, en los campos de entrenamiento la solución pasó a ser Steven Souza Jr., quien venía de batear 30 jonrones y 78 empujadas con los Rayos de Tampa. Pero Souza Jr. se lesionó en apenas unas semanas, y el agujero volvió a ser un dolor de cabeza. ¿Cómo sustituir a un hombre como J. D. Martínez, con 45 jonrones y una frecuencia fuera de serie? ¿Batearía al menos 35 jonrones y 100 empujadas el cubano Tomás?
Esa probabilidad se tornó cada vez más remota para Arizona: si la organización no pagó más de $100 millones por Martínez, un hombre probado al más alto nivel —las Serpientes solo han tenido dos bateadores de 44 cuadrangulares o más en 18 años, Luis González, 57 en 2002, y Mark Reynolds, 44 en 2009—, se hizo ralmente complicado que accedieran a la inversión de $46 millones por Tomás.
A. J. Pollock revolucionó el outfield
Detrás de los dos bateadores más grandes en la historia de las Serpientes, el cubanoamericano Luis González —quien le pegó el hit decisivo a Mariano Rivera en el séptimo juego de la Serie Mundial de 2001— y Paul Goldschmidt, A.J. Pollock se apareció con un brillante 6.5 WAR en 2015. Su campaña fue tan buena y productiva, que clasificó con 30.20% de swing a bolas fuera de la zona en el noveno lugar entre 64 bateadores de Arizona desde 2002, y aun así consiguió registrar .315/.367/.498, con 76 impulsadas, 111 anotadas y 39 bases robadas. Antes que él, solo Eric Byrnes había logrado para Arizona una campaña de al menos 20 jonrones (21) y 35 bases robadas (50) en 2007.
Si las lesiones no se interponen, Pollock podría ser un bateador de 20 jonrones, 20 robos y alrededor de 80 empujadas en 2018. Además, su defensiva supera la media y es mucho más esperanzadora que la de Tomás. Por tanto (y por costarle menos dinero), Arizona desvió su mirada de Tomás y la centró en algunos prospectos —quizás de ahí salga el próximo Justin Upton— con miras al futuro.
La explosión de Jake Lamb y David Peralta
Quizás pueda parecer forzado agregar a este análisis al antesalista Lamb, ya que no juega en el outfield, pero la idea no es compararlo con Tomás. El detalle es que, aunque a primera vista no le ofrece competencia al cubano en su posición, Lamb lo hizo. A menos costo salarial, le ha respondido con un 5.0 WAR desde 2016 a las Serpientes. Ha evitado lesiones, con un promedio de 150 partidos en ese mismo lapso, y un 112 wRC+ de promedio, fácilmente superior al de la liga.
Lo mismo ocurrió con David Peralta, quien respondió con 125 carreras producidas (empujadas más anotadas, menos jonrones) en 140 juegos de 2017. Teniendo en cuenta que Peralta viene de un 2015 bastante ardiente, donde promedió 3.7 WAR y bateó 17 jonrones con 78 empujadas, todo parece indicar que está en pleno ascenso.
Ver la rápida evolución de Lamb ha despertado el interés de Arizona por promover a sus prospectos y darles más oportunidades. Siguiendo esta filosofía de renovación y ahorro, vendrán algunas derrotas, pero Arizona podría obtener lo que quiere: volver a encontrar jugadores defensivos y hábiles para el outfield y el line up.
Es la era de los jonrones, pero las organizaciones saben que el juego se basa en mucho más que eso.