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Béisbol de Grandes Ligas: La tanda cubana

Tres apuntes anticomunistas al margen de la Serie Mundial

Todo comenzó con un rumor en las redes sociales y con un artículo de inigualable lirismo.

Pinar del Río

Todopoderosos y magnánimos, los camaradas del Partido Comunista de Cuba decidieron hace dos días regalarnos a los cubanos la posibilidad de ver (en diferido) la Serie Mundial.

Todo comenzó con un rumor en las redes sociales y con un artículo de inigualable lirismo —"manantial de peloteros", "preciado producto", "eximios escenarios", "encumbrado certamen"—, en el órgano oficial del Partido. 

Sobre este sorpresivo regalo de los camaradas, tres breves apuntes.

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Primero: lirismo aparte, el artículo en cuestión es un excelente indicador de hasta dónde ha llegado la desinformación a la que hemos sido sometidos los cubanos, cuando al autor del mismo no le queda más remedio que recurrir a un tono didáctico para explicarnos —¡a nosotros!— qué son las Grandes Ligas de béisbol, cómo funcionan, y qué atributos deben poseer los peloteros que juegan en ellas. (Se nos dice que las Grandes Ligas son "verdaderas cortes" en las que "entra únicamente la nobleza que dan las cualidades de estos seres humanos, revestidas […] de puro arte". 

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Segundo: fiel a sí mismos, los camaradas deciden retransmitir los juegos de la Serie Mundial sin explicar ciertos puntos esenciales: ¿Se retransmitirá en lo adelante el béisbol profesional en la Isla? ¿Qué argumentos influyeron en este cambio de la política televisiva? ¿Por qué no se transmitieron durante décadas estos juegos, cuando eran de un evidente interés para gran parte de la población? ¿Quién o quiénes fueron los responsables de habernos mantenido al margen? ¿Alguien explicará algo? Estas, y otras, no son cuestiones vanas. Son preguntas cuyas respuestas ayudarían a que decisiones tan arbitrarias no vuelvan a suceder; interrogantes que de no encontrar explicación, nos dejan expuestos a que en el futuro —como probablemente suceda—, las transmisiones se suspendan tan pronto lo estime conveniente quien ahora las permitió.

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Tercero: a pesar de lo dicho hasta ahora, la decisión de transmitir los partidos de la Serie Mundial debe aplaudirse. Y no solo porque ahora los cubanos podremos verlos, sino porque si se sigue la lógica que ha llevado a esta decisión, si se continúa por ese camino, debería llegarse a un escenario de reconocimiento a todo ese "manantial de peloteros" que en el pasado decidió irse de la Isla y probar suerte en esos "eximios escenarios" que son las Grandes Ligas. Sus logros y carreras deberían ser rescatados y reivindicados por la prensa nacional, sus fotos deberían exponerse en los desolados pasillos de los estadios nacionales, sus récords inscritos en los archivos, sus nombres incorporados al dizque Salón de la Fama del Béisbol Cubano. ¿O no?

Siguiendo ese trillo iniciado hace dos días por los queridos camaradas, deberíamos acabar hablando del avileño Tony Pérez, miembro del Hall of Fame de las Grandes Ligas y campeón mundial en 1975 y 1976 con los Rojos de Cincinnati; de Luis Tiant, el gigante de Marianao que lanzó en las Mayores durante 19 campañas, ponchó a 2.416 rivales, completó 187 juegos, asistió al Juego de las Estrellas en tres ocasiones y en cuatro ganó más de veinte partidos; del vueltabajero Tony Oliva, novato del año de la Liga Americana en 1964 y tres veces champion bate; y de muchos y muchos más.

Deberíamos hablar, cómo no, del santiaguero Bárbaro Garbey, que se fugó en 1980 por la estampida del Mariel y se coronó campeón mundial con los Tigres en 1984; y más aún, de gente como el habanero René Arocha, que debutó con los Cardenales de San Luis en 1993 tras una larga y exitosa carrera en el caimán; de Orlando "El Duque" Hernández, con sus cuatro anillos de campeón mundial, ídolo de las dos orillas de la nación; de su hermano Liván; de Rey Ordoñez y sus Guantes de Oro; de Osvaldo FernándezAriel PrietoDanys Báez y tantos otros.

Y adentrándonos aún más por el trillito que los queridos camaradas amagan con empezar a desbrozar, deberíamos hablar y reconocer también a los cubanoamericanos, hijos de tanta gente que tuvo que irse del caimán por tantas y tantas razones que, al final, confluyen en una sola. Hablar de Gio González, el mejor pitcher cubano de la actualidad; del gran José Fernández, a quien cada día extrañamos aquí; de inicialistas como Eric Hosmer y Yonder Alonso; de la tremenda temporada de J. D. Martínez; de los Seguí, los Palmeiro y los Canseco de este mundo; de los miamenses Dan Otero, Albert Almora y Jon Jay, hijo de matancera y santiaguero; o del californiano Nolan Arenado, de madre boricua y padre cubano, a cuyo abuelo Gerardo la revolú lo metió preso después de confiscarle un bailable allá en el guaso.

Siguiendo el trillo, ya a estas alturas, por qué no hablar además de los grandes nombres de allende los mares, para despojarnos de ese chovinismo que tanto nos daña a los cubanos, y admirar a tipos como Mike Trout, Miguel Cabrera, José Altuve

Y ya que estamos metidos de lleno en este monte de la libertad de información, ¿por qué no hablar ya de todo, de cualquier cosa, más allá del béisbol, dejar que todos los cubanos se informen de lo que deseen y saquen sus propias conclusiones?

Hablen, escriban, queridos camaradas. Es necesario saber si están dispuestos a ser sinceros o si, por el contrario, la transmisión (en diferido) de la Serie Mundial no es más que otra coartada para seguir manipulando y desinformando. 

Nos vimos ayer, nos veremos mañana.


Serie Mundial

 

Astros de Houston vs. LA Dodgers, (1 a 3)

Astros de Houston vs. LA Dodgers, (7 a 6)

LA Dodgers vs. Astros de Houston, 27 de octubre

LA Dodgers vs. Astros de Houston, 28 de octubre

LA Dodgers vs. Astros de Houston, 29 de octubre

Astros de Houston vs. LA Dodgers, 31 de octubre*

Astros de Houston vs. LA Dodgers, 1 de noviembre*

*en caso necesario

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