para Lilian Pérez
Yo he tocado, en un sueño, los rostros de la luna: la luna de Estambul que promete el fuego, la luna de Shakespeare, cambiante y eterna como todas las lunas; la luna que tocaron con asombro los ciegos tejedores del Oriente; la luna cantada por las Parcas; la luna que aparece en un grabado antiguo; la luna de Borges que la ceguera vuelve de plata y sueño; la luna que abreva en espejos de formas espectrales; la luna primigenia que Roma y Cartago compartieron una noche; la luna que estuvo antes que el mar, antes que el sol, antes que la palabra luna; la luna griega que llaman Artemisa; la luna que los alquimistas persiguieron, sin lograrla, en los metales; la luna del Tarot que es un arcano del abismo; la luna de Galileo que niega la luna de Aristóteles, lisa como un cristal; la luna negra que una muchacha descubre en un templo azteca; la luna que viajó con Verne y Cyrano de Bergerac; la luna que Quevedo encierra en un epitafio hermoso y sangriento; la luna de Lorca que baja hasta la fragua con su polisón de nardos; la luna del haiku que no podrá competir con la falsa luminosidad de un guijarro en el río. Estas lunas son más entrañables que esa única luna que persiste, solitaria y perfecta, como una invención de la noche.
Carlos Pintado nació en Pinar del Río, en 1974. Sus libros de poemas más recientes son Nueve monedas/ Nine Coins (Akashic Books, National Poetry Series, 2015) y La sed del último que mira (Sudaquia Editores, Nueva York, 2015).
Otros poemas suyos: Books & Books, Lincoln Road, Trigal, Euclid Avenue y Retrato de Hans Christian Andersen.