Para V. B.
Y cuando muera
no dejen que vengan los extraños
a inclinarse sobre mi rostro
a disecarme el alma
como un gladiolo mustio,
a hacer sus comentarios sobre mi cáscara
a lamentar mi cáncer
tomando un café de funeral
gratuito y apoteósico.
No los dejen
quedarse a fingir
que fueron mis amigos
que alguna vez me vieron mansa
me vieron bella
me vieron llorar
me vieron desnuda
o dulce
o mesurada.
Cuando muera
puedo darles mis vísceras
quedar detenida y vacía
como un tiesto lleno de agujeros.
Pero no los dejen
a los extraños
maquillarme un rostro de viva
peinarme este desorden que traigo desde siempre
no los dejen
a los vivos
hacer su pobre juicio a mi favor
su tinte de acabado
sobre mí.
Sonia Díaz Corrales nació en Cabaiguán, en 1964. Ha antologado toda su poesía en Los días del olvido (Efory Atocha, Madrid, 2016).
Otros poemas suyos: Llenos y vacíos, Besos y melocotones, El Rey pide las manzanas de las Hésperides y Elogio del instante.