I
De todo lo que ha pasado
la explicación es lo peor que ha pasado.
Una madre no es un día
para ir a la tienda.
Una madre tose,
se resfría
y pregunta cosas que nunca
responderás.
Es así esta cadena
desleal.
Toqué sus dedos tan delgados
despidiéndome,
pero en mi cabeza aún sigues joven
bañándote en el mar con la trusa
negra y amarilla
llenita de flores rojas sobre el vientre.
Lo peor de todo es explicar lo que dimos,
o lo que no pudimos dar
lo que está inhabitado
y se protege
sin más explicación.
II
Siento su voz
llamándome
cuando desde la ventanilla
la veo jugar entre olas
que pronto no volverán
—aunque la resaca
la traiga
con el plato de sopa a la escalera—,
o el dinerito de un vuelto
que me presta
y nunca devolveré
con el mapa de un retazo que sobró
aunque no alcance esta vez
al estirarlo más
para que la blusa caiga
ranglán
sobre la necesidad
del hombro,
sus botones cosidos
unos encima de otros
reafirmando
con hilo naranja
lo que no puede ver.
III
Alguien está tocando el piano,
y alguien se detiene junto a él
es ella, la que cosió vestidos
interminables
como teclas
sobre acordes
finitos.
Soy yo, la que hice poemas
que no son suficientes
para dar una explicación
que no sea baratija:
un vestido, un color, un botón,
el rastro (el trapi)
"Rojo, blanco y azul"
que nosotras llamábamos:
"El éxito"
y no le decíamos a nadie
dónde quedaba
para ser cómplices
y dueñas del misterio.
IV
Un beso ladeado
se resbala de la mejilla,
sale a la carretera
y se dispersa
hacia el retrovisor que marca
la inocencia,
del tiempo de una vida
donde nos creíamos inteligentes.
Esos fueron nuestros viajes
y nuestras desavenencias.
Voy a morirme sin ti
—como ella morirá sin mí.
Está escrito en el sueño
con zapatos viejos.
Es el destino
una repetición
de la mano abierta
con sus finas líneas
controversiales.
Si volviera a nacer
a tener una hija y una madre
pediría que fueran ustedes.
Les diría lo que no está explicado
en la explicación
frente a la puerta de salida
donde uno no sabe ni dice
cuánto puede dar
ni merecer.
Reina María Rodríguez nació en La Habana, en 1952. Autora de numerosos libros de poesía, algunos de los más recientes son: El libro de las clientas (Letras Cubanas, La Habana, 2005) y Variedades de Galiano (Letras Cubanas, La Habana, 2007) y O piano /El piano (Lumme Editor, São Paulo, 2014). Este poema pertenece a un libro inédito.
Otros poemas suyos: Sobre el frío linóleo, Advertencia, Mazorcas y El baño.