Llueve aún
en todavía
y más
la avenida 17
atraviesa la ciudad
de norte a sur
en todavía
llueve siempre ahí
cuando termino
de hacer mis cosas
las hago bien
con decencia
honradez
y más
aunque utilizo
la mano izquierda
mucho menos
que la mano derecha
a menudo se me embarran
las dos manos
de igual forma
y aunque utilizo
los codos
mucho menos
que las manos
a menudo llego al cuarto
con los codos tan sucios
como el alma
la lluvia y el almíbar
son antónimos
mi preferencia
se inclina hacia la lluvia
porque no se elabora
y provoca accidentes
nunca he llegado
al final de la avenida
una vez me atreví
a llegar a la calle
96 del North West
el humo de los toyotas
se mezclaba con el humo
de marihuana
y la zona terminó
pareciéndome hostil
la frase
"no mezcles las cosas"
es en este caso
un buen ejemplo
entonces llueve
la lluvia le da un sello
de relevancia
y madurez
a todo
sé que he madurado
y que muy pronto
cumpliré 50
o 60 años
la lluvia me hace joven
pero la lluvia es menos
poderosa que los hombres
los hombres son managers
asistentes de managers
o simplemente
homólogos
en caso de ser homólogos
la suciedad los lleva
a actuar miserablemente
la lluvia me hace joven
pero la lluvia es menos
poderosa que el trabajo
el trabajo me obliga
a entrecerrar los ojos
para ver mejor
de noche
la lluvia me hace joven
pero la lluvia
no le llega
ni a los tobillos
a la noche
llueve siempre aquí
cuando termino
de hacer mis cosas
y la noche se llena
de toyotas
marihuana
piña
el almíbar de la piña
me da resentimiento
uno de los poemas
de fundación
que jamás leí
ni leeré
se titulaba
"Oda a la piña".
Legna Rodríguez Iglesias nació en Camagüey, en 1984. Ha publicado una novela, dos libros de cuentos, un libro de literatura infantil y varios libros de poemas. Entre estos últimos, Tregua fecunda (Unión, La Habana, 2012), El momento perfecto (Ediciones Matanzas, Matanzas, 2012) y Chupar la piedra (Abril, La Habana, 2013).