para Elis
Azul es el color de la verdad, dice la niña.
Es un color antiguo —dice la madre que se aleja
al fondo del espejo donde pretende quedar resguardada
de la realidad.
Por mucho tiempo el techo fue azul pálido
engañándonos
con ser un cielo vulgar, un rascacielos,
una felicidad.
Darte un techo celeste no fue suficiente.
¡Estoy deshecha!
Cada color me ha prometido un recuerdo que se va.
Estaré el tiempo máximo sin verte
y desde ahora
¡sé que no podré soportarlo!
Es tu vida que se lleva por delante, la mía
sin recordar cuando fuimos una misma cosa tejida
apretujada
(como el anillo que ese pájaro da como símbolo,
porque hay bichos que aman el azul más que los humanos).
Por eso, te recordaré
en la piedra del dedo bajo el agua
(piedra lunar)
cuando mire
aqua-petróleo-turquesa
recostada sobre el muro
buscándote en otras muchachas azules.
¿Qué más te puedo pedir
que una cinta del pelo que guardaré bajo la almohada
y se agrietará?
Azul es el color de la mentira, digo ahora,
cuando aprendí que los colores irradian despedidas.
El tejido se zafa nuevamente
contra la espuma
desatándote
¡y no te vuelvo a encontrar!
Reina María Rodríguez nació en La Habana, en 1952. Autora de numerosos libros de poesía, algunos de los más recientes son: El libro de las clientas (Letras Cubanas, La Habana, 2005) y Variedades de Galiano (Letras Cubanas, La Habana, 2007) y O piano /El piano (Lumme Editor, São Paulo, 2014).
Otros poemas suyos: La guerra, Música fantasma, Resaca, La muerte de la cebra y La feria de los cerdos.