a la memoria de Reinaldo Arenas
Estos, mi amigo, siguen siendo tus días;
no te molestes en contarlos, son poquísimos.
Esta es la sombra y el resplandor de tu presencia,
aquí se aquietan y enardecen tu salvaje parodia
y tu retiro de las cosas;
esta, no cabe duda, es la precaria
y sucia mano del abismo
apresando tu sangre.
(Si miras con fijeza desde ahora,
podrás ir descubriendo
desordenados filamentos que naufragan sin ruido
en esa lluvia fría y gris dentro del cuerpo)
Enormes y escasos son tus días.
Y es comprensible, digamos, y hasta justo,
que una imprecisa ira te ennegrezca las horas
(tanta inmundicia y pequeñez
se expanden y te ahogan);
Pero esos aullidos temporales
no convierten a nadie en un demonio,
bien lo sabes.
Son escasos tus días,
y sin la menor duda suficientes
para dejar en claro que,
dando en limpio la cara
al brutal incendio de las ruinas,
manoteando serenos en la piedra sin fondo,
respirando en la masa siniestra,
sin consuelo de árboles perdidos ni flores exclusivas
ni almas devoradas ni venganzas,
hemos sabido disfrutar esta visita
con paciencia y coraje.
Reinaldo García Ramos nació en Cienfuegos, en 1944. Su obra poética escrita entre 1969 y 2012 fue recogida en el volumen Rondas y presagios (Silueta, Miami, 2012).
Otros poemas suyos: El mensaje, Junto al espacio sideral, Baile de anémona y Encuentro de culebras.