Acusión
Recibió una acusión. Bajó las escaleras con la esperanza de encontrar en la calle un par de letras extraviadas. La A la encontró fácilmente, estaba dentro suyo, principio de todo. Tal vez otros se hubieran demorado más en descubrirla. El juicio fue normal, pero menos serio que con una acusación normal. Lo culpaban de haber tocado unas nalgas intentando hallar la C. Le faltaba realidad a todo, incluso a la calva del abogado: demasiado brillo.
El morado
La enfermera entra y lo regaña: "¿Por qué la inyectas si no sabes?" Él le pide que lea la nalga inyectada. La enfermera solo logra los dos primeros versos: "I like to fuck horses, I like to fuck nurses", pues el poema se interrumpe con el morado que él ha hecho al inyectarla. "Imagine que el morado lo hubiese dejado usted, la referencia a la enfermera interrumpida por el morado que deja una enfermera real, intolerable modo extraliterario de escapar de mi verga."La enfermera se siente ofendida pues ella no deja morados, mas cuando trata de irse el caballo que el hombre ha encargado por teléfono entra a la habitación y ya no queda espacio, al punto que se tiene que pegar demasiado al hombre y todo se pone demasiado sugerente.
Helado místico
No entiendo los genes, así que no creo en ellos, y con la electricidad lo mismo. Para mí el helado caliente paladeado con lengua de robot inalámbrico, el abyecto pedazo recibiendo gorriones en cerebro de plástico. Que un perro me arrastre y el asfalto raspe mi cabeza borrando ese aleteo, que me saque del tiempo, de la memoria que en mi cama me mata.
Javier Marimón nació en Matanzas, en 1975. Ha publicado los cuadernos Formas de llamar desde Los Pinos (1999), El gatico Vasia (cómo engañé al Súbito) (2001), Himnos urbanos (2002). Estos textos pertenecen a un libro en escritura: Sinalectas.