Huir hacia el acontecer clandestino (la mirada fantasma, el paisaje invisible)
Los bordes del deseo como crestas de nubes
El tacto como una fiesta (perdida) al lado de la noche opulenta
Las irisaciones del tedio, las virutas del ocio
Rumiar la palabra hastío, la palabra desdén, la palabra repugnancia
Decir lento, Casal, somormujo, caída dentro del agua
No hay un adentro sino un afuera minucioso y ambiguo
El ánima como una sucesión de máscaras (suicidas)
Y tu rostro (perplejo e imposible) ¿como imagen líquida del fin?
Las líneas de tus labios desdibujándose contra mis (derrotados) labios
No puedo besar esa carne fría, muerta y viva, como el Otro Mundo
Hay como el deseo de otra (des)posesión, otra manera de habitar el amor
Y no se encuentran migas en la noche salvaje
Hay que deambular por el caminito ciego
(A lo lejos) los rascacielos como palacios brillantes y deshabitados
El tiovivo desolado y roto como una estrella decapitada y húmeda
La nieve pastosa en el camino entre los desfiladeros ensangrentados
Por eso el muchacho se aleja como un efebo griego entre el polvo ya pasado (para siempre)
Por eso la muchacha moja sus labios en el cuenco de plata de otra vulva perdida (eternamente)
No se puede perder lo ya perdido (se escucha como un tango desvaído)
Entonces hay que escapar otra vez hacia la sombra de los abedules helados
(como si en película muda las escenas se repitieran con prolijidad caníbal)
Sí (amada víctima, animal desconocido), regresa a la playa donde sucede lo que no tiene principio (ni fin)
La orilla turbia, el remolino suicida, las manos dentro del agua como medusas inconfesables
(La cámara se aleja para preservarte del énfasis y la premonición)
11 de julio, 2013