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Cine

'Ahora estoy desarrollando un proyecto sobre la maleta a Cuba'

Ana Alejandra Alpízar estrenó un cortometraje en el Festival de Sundance, se quedó en Miami y allí se siente más cubana de lo que se sentía en Cuba.

Madrid
Ana Alejandra Alpízar.
Ana Alejandra Alpízar. DDC

Ana Alejandra Alpízar es una cineasta cubana residente en Miami, formada en la Facultad de Comunicación Audiovisual del Instituto Superior de Arte y en la especialidad de Guion en la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV). Entre sus cortometrajes sobresalen El estreno, El pescador, entre otros. Es una de esas voces femeninas que seguramente nos va sorprender en esta década.

Cuéntame cómo llegas al Festival de Sundance, de tu experiencia en esa edición de 2018.

Fue con El pescador, una historia inspirada en mi relacion con mi padre. Según tengo entendido, gracias a la Muestra Joven ICAIC, alguien de Sundance vio mi cortometraje y le llamó la atención. De otra forma pienso que no hubiese sucedido,  porque si no vas recomendado, es muy difícil pasar los filtros de un festival como ese.

Sundance es una bomba. Te seleccionan y enseguida tienes un montón de gente escribiéndote: agentes, productores, distribuidores. De pronto apareces en el mapa.

Recuerdo que me enteré justo el día que había decidido "quedarme" en EEUU. Así que para mi tenía un valor añadido. Aquello era el mejor welcome to La Yuma.
 
¿Cómo fue la premiere?
 
Aquí es donde empieza la parte de welcome to the real world: no pudimos ir a la premiere porque nos quedamos atascados en una tormenta de nieve.

Yo fui con Juan Pablo Daranas y Alex Medina, productores del cortometraje. Debíamos manejar desde un pueblo cercano hasta la sede del festival porque no teníamos dinero para alojarnos ahí, donde  los precios eran impensables para nosotros.

Los organizadores del evento nos habían recomendado expresamente no hacerlo por las tormentas de nieve, pero no teníamos otra opción. Pensábamos que con nuestro background de cubanos criados en pleno "Periodo Especial" podíamos con todo... pero la nieve no entró en el programa de training de los 90.

La premiere es el evento más importante del Festival. Básicamente, vas ahí para eso. Ahí es donde está la prensa y te haces tu "fotito cool" en la alfombra roja. Pero nos tocó quedarnos tirados hasta que vino la policía a rescatarnos. Así empezó Sundance.
 
Descríbeme la escena, ese primer contacto con el real world.

Recuerdo que estaba congelada de frío y el policía que nos rescató era un vikingo que se bajó de su furgoneta sin abrigo. El tipo era super chévere y nos contó que había estado en Afganistán. Fue la primera vez que escuché la frase "Thank you for your service". Juan Pablo me explicó que eso era lo que se le decía a los veteranos de guerra. Yo era como una esponjita, aprendiendo todo lo que me iba a ser útil para mi nueva vida en El Yuma. Pero decir algo así me pareció inconcebible.

Pasamos tremenda pena con el tipo, porque al carro no le pasaba nada, solo que no teníamos ni idea de manejar en la nieve. Antes de que se fuera le regalamos unos tabacos que llevábamos preparados para esos "súper contactos" que íbamos a conocer en el evento.

Yo había gastado los pocos ahorros que traía de Cuba para estar ahí y no había llegado siquiera a la premiere, pero en la memoria la guardo como una de las cosas más divertidas y surreales que me han pasado. Creo que me daba tanto pánico pararme en medio de un cine repleto a presentar mi corto en inglés, que al final aquello fue un alivio.  Hacer lobby nunca ha sido lo mío.
 
Y a  la mañana siguiente...
 
Una buena resaca, no nos quedó más remedio que emborracharnos en una de las fiestas del Festival.

El Festival en general fue una experiencia alucinante. De pronto tienes a Elijah Wood o a Robert Pattison al lado tuyo, en la misma fiesta. Tienes acceso a hablar con cineastas y actores que admiras, gente que te parecía inaccesible, pero que ahora están ahí, y con tremenda disposición de escucharte, sobre todo si les cuentas que vienes de Cuba.

También en los días venideros tuve entrevistas con productoras que andaban buscando talentos y les mentí a todas diciendo que yo tenía permiso de trabajo. No sé por qué lo hice, pero supongo que cuando tú llegas te da mucho miedo decir que estás indocumentado. Cuando les dije la verdad semanas después por email, todos se perdieron. Ese fue mi Sundance.
 
¿Tuviste algún feedback del cortometraje?
 
El feedback que recibí fue bastante positivo. Lo que a veces tenía miedo de que la pornomiseria fuera lo que más interesaba del corto, y no la historia humana y universal que cuenta. Yo tengo una relación complicada con ese corto precisamente por eso. Un poco lo hice usando la pornomiseria a conciencia para hacer un producto que iban a querer los festivales.

¿Qué es para ti la pornomiseria? ¿Qué elementos encuentras en El pescador que la sugieren?

La historia del corto está  inspirada en mi papá, que era pescador. Pero también era un economista y un tipo brillante. Su historia en sí es mucho más interesante que la de la peli, solo que no cabe en un corto.

La verdad es que mi realidad económica y social estaba súper alejada de la que conté. Pero creo que si narraba mi historia cómo era, aunque el conflicto fuera el mismo, a nadie le iba interesar. La miseria es muy seductora estéticamente, al menos en pantalla. No sé, yo me sentí medio puta haciendo ese corto.

Yo quería producir un corto que me sacara de Cuba. He encontrado varios amigos que me han contado lo mismo sobre cortos que han hecho. Les llamamos pelis-fasters.

Ah, una cosa que había olvidado. Tú no lo sabes, pero la idea de ese corto fue tuya. Me acuerdo que un día te dije que quería hacer un corto sobre un pescador y te conté que cuando era niña me daba asco el olor a pescado que traía mi papá. Tu me dijiste: "Ana, ahí está tu historia". Entonces surgió este corto sobre el sacrificio de un padre por complacer a su hija y la ingratitud de ella que no quiere besarlo porque huele a pescado.

A mí me encanta contar historias que tienen que ver con conflicto paterno-filiales. Yo creo que estoy marcada, como toda la generación del "Periodo Especial", por el sacrificio que hicieron nuestros padres para criarnos, y por las diferencias también. Esa sensación de que hay una barrera inmensa entre ellos y nosotros, de que pertenecemos a otro mundo, a otra ideología. El corto que yo había hecho anteriormente, El estreno, es exactamente la misma historia de El pescador, pero sin pornomiseria. Siento que es un corto mucho más honesto. Un poquito cheo, pero honesto.
 
¿Crees que la EICTV enseñe a hacer películas para ir a festivales?
 
Siento que hay un esquema muy claro hacia dónde guían a sus estudiantes. Creo también que el sistema de evaluaciones públicas hace que los estudiantes, conscientes o no, produzcan para ser avalados, para ser aprobados por ese canon. En ese momento como creador eres muy vulnerable y es muy difícil tener la valentía y decir, esto es lo que yo quiero hacer. Yo creo que la escuela es muy cerrada en ese sentido, aunque en cuanto a formación la verdad me parece impresionante.

Más allá de eso, la Escuela de Cine ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida, le debo mucho de mi formación como guionista.
 
¿Cómo llevas el oficio de guionista por allá?
 
El cine, como todo en la vida es una carrera de resistencia, no de velocidad. A veces me da un poco de miedo quedarme sin aire en la primera vuelta. La realidad aquí es que si no trabajas no pagas la renta y desgraciadamente es más fácil pagarla  dedicándote a otra cosa.

Cuando aparece algún trabajo de guionista, nunca pagan lo suficiente, o al menos no de manera estable. Así que es difícil dar el paso. Pero al menos intento mantenerme activa de alguna manera.  Ya sea colaborando con amigos en guiones o escribiendo de vez en cuando. Yo estoy enamorada de Miami como espacio para contar historias.

Nunca se me olvida que cuando llegué a Miami, lo primero que vi fue una publicidad de Havana Club —el de el lado de acá— que decía algo así como "Don't tell us we are not Cuban". Aquello me partió el brain y me dije: "Este es mi lugar".
 
¿Qué te conmovió de "Don't tell us we are not Cuban"?
 
Miami es una extensión de Cuba. Una Cuba a veces trumpista que compra en Publix dice "Oh my God" y anda llena de silicona y glitter. Pero también un lugar donde niños que nunca han puesto un pie en Cuba almuerzan con platanito de fruta, y describen espacios en los que nunca han estado, gracias a la memoria heredada de sus padres y abuelos. A mi eso me parece fascinante. Tu no le puedes decir "you are not Cuban".

Yo aquí me siento mucho más cubana de lo que me sentía en Cuba y he aprendido a valorar mi identidad de una forma que nunca antes lo había hecho. Esta versión de la otra orilla me ha enseñado mucho.

Me encanta cómo la cubanidad se ha plantado aquí, sin pedirle permiso a nadie. Las cadenas, el oro, Hialeah, los balseros, los tarjeteros (la máxima expresión del "invento" cubano), el american dream, las quinceañeras, las maletas para Cuba, el spanglish. Yo alucino con todo de esta ciudad.

¿Tienes algún proyecto en mente?

Llegando a Miami filmé un corto que se llama Hapi Birdey Yusimi in Yur Day. Es un corto que fusiona un poco documental y ficción, y narra la historia de una exbalsera que espera por su sugar daddy el día de su cumpleanos 30. Es la historia de un personaje que no sabe cómo salirse de un universo machista, pero también es una historia sobre la promesa de una mejor vida del emigrante, ese american dream que nos han contado. Por primera vez siento que estoy un poco más cerca de lo que quiero contar.
 
Ahora estoy desarrollando un proyecto sobre "la maleta a Cuba". Uno de mis primeros trabajos aquí fue en una de esas tiendas de "cosas para Cuba" y me enamoré del proceso, de la maleta a Cuba, porque aquello es un universo...

Me interesa acercarme a esa gente que nunca han dejado de estar allá, que su felicidad en EEUU se resume en llenar 70 libras de regalos cada vez que pueden. Pero también busco utilizar la maleta como pretexto para contar la historia del que nunca ha regresado y se enfrenta a sus fantasmas por primera vez, o del cuban-american que ni siquiera conoce a los primos a quienes les lleva regalos. Quiero contar la historia de las distintas olas migratorias cubanas a través de lo que cargan en sus maletas a Cuba. Es un proyecto que aún está muy verde, pero en el que espero poder seguir trabajando.

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3 comentarios

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Anoche leimos la entrevista y nos lleno de emocion. Eramos los vecinos de esta bella mujer que ademas desborda la inteligencia de su padre. Obi como le deciamos a su padre era un economista que sufria los horrores del Perido Especial, pero como un monje,se sacrificaba y salia a pescar. Aunque lo disfrutaba, la pesca resolvia la subsitencia de su familia y de esta inteligente criatura que nos deparara muchas sorpresas.
Ana Alejandra, sus vecinos de enfrente Acacia y Sergio te saludan y te desean todo el exito dle mundo.

.....esa belleza se la dio el anticadtrismo......

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Talento, juventud, belleza y cubanidad. Too good to be true (just kidding). Enhorabuena!