El cubano Ulises Toirac defendió este viernes que el humorismo es el "resultado de la realidad concreta" y se encarga de "señalar y satirizar" todo lo que atenta contra el desarrollo y el sentido común, en una respuesta al artículo de Granma que atacó a creadores como él de generar "repulsa y burla" hacia los dirigentes.
"Hay un error conceptual en este artículo de Miguel Cruz Suárez y es creer que es el arte quien forma el criterio. El humor específicamente. El humorismo logra cuerdas de empatía con el público en la medida que sintetice su pensamiento, su espiritualidad", señaló en un post en su perfil de Facebook, compartido más de 200 veces y con casi 400 comentarios.
Para el popular intérprete, como ocurre con el reguetón, el humor "es un resultado de la realidad concreta".
"Filosofía, compañeros. Marxismo, por favor, que muchos suspensos me gané estudiándolo: el arte es otra forma de expresión social y no viceversa. Ser social y conciencia social... ¿recuerdan la relación? La realidad es la que genera formas de pensamiento y entre éstas, la cultura con o sin comillas", añadió.
"El humor es igualmente forma de expresión espiritual del individuo. No solo del que produce humor. El público orienta su sentido del humor (tipo, nivel intelectual, agudeza), según la realidad histórico-concreta que vive el individuo. Un francés de París no ríe de la misma forma (en cuanto al chiste y a la exteriorización incluso de ese impacto intelectual en su cerebro) que un campesino hindú", reflexiona.
Para Toriac, "el humor, entendido por el producto que hacen los humoristas, busca claves de entendimiento con el público porque su objetivo final es hacer reír. Y la gente ríe cuando esas claves tienen éxito y se logra entonces la comunicación".
"¿Que el 100% del auditorio no ríe del mismo chiste y que a un porciento incluso le resulta insultante? Eso se llama pluralidad. Universo de personas. Pero si la mayor parte del auditorio se ríe y aplaude y hasta se desternilla de la risa, no importa la calidad del chiste, su nivel intelectual y otros aderezos de lo que llamamos arte, el objetivo del humor se cumple gústenos o no", sostuvo.
"Igual que el periodista defiende a los dirigentes (no digo que no haya alguno realmente sacrificado, exitoso y honesto), yo defiendo el humor (y no digo que no haya alguno de mal gusto, incoherente y procaz). Porque el humor, en sus búsquedas, practica una importantísima labor para toda la sociedad y que no queda solo en la complacencia risueña del público y su 'destape valvular'", afirmó.
"El humorismo señala, resalta y satiriza todo lo que frena el desarrollo y está en contra del sentido común: tanto en lo ético, lo moral, lo costumbrista y hasta en las tradiciones, sino en lo económico, lo político y lo ideológico", manifestó.
Toirac no solo se refirió al humor cubano realizado en la Isla: "Hablo del HUMOR. Y primero han de cambiar los dirigentes que las necesidades del humor (…)", zanjó.
De forma irónica, el también humorista Iván Camejo calificó el artículo de Granma como "otra joyita de nuestro papel sanitario nacional".
"(…) Se cuestiona por qué el humor en Cuba no se ríe '...del maceta, del que roba, del contrarrevolucionario, del que nos agrede y bloquea, del que hace de la sociedad un espacio carente de disciplina, del simulador, del vago y hasta de los seudoartistas o seudointelectuales' y solo lo hace de los dirigentes y funcionarios cubanos", recordó también en su perfil de Facebook.
"Como si estuviéramos hablando de dos grupos de personas diferentes", concluyó por su parte.