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Literatura

Legna Rodríguez Iglesias: 'Me interesa parecerme a mi escritura, y que mi escritura se parezca a mí'

Como parte de la serie de entrevistas a jóvenes escritores cubanos que ya no viven en la Isla, DIARIO DE CUBA conversa con la autora camagüeyana sobre su trabajo y sus vivencias en Miami.

Madrid

Presentada por la editorial Alfaguara como el "tsunami Legna", su nombre es Ángel al revés —el nombre de su abuelo—. Irreverente, rebelde, transgresora, "un monstruo de desenfado", son algunas de las etiquetas que le ponen a Legna Rodríguez Iglesias (Camagüey, 1984), de quien también se ha dicho que es "una gran trabajadora de las palabras: estas pueden ser caprichosas, risueñas, misteriosas, y sobre todo frágiles", su productividad en tanto a libros publicados —una veintena— corrobora esa frase de la periodista Azucena Plasencia.

Narradora, poeta y dramaturga, la obra de Legna te puede gustar o no, pero no te deja indiferente. La de Legna "es la poesía social de nuestro tiempo, el coloquialismo del siglo XXI, como venganza y desquite del conversacionalismo literario de los 70", afirmó el escritor y crítico Yoandy Cabrera.

Ganadora de varios reconocimientos importantes, como el Premio Iberoamericano de Cuentos Julio Cortázar 2011, el Premio Casa de Las Américas de Teatro 2016, y el Premio Paz 2016 de Poesía, otorgado por The National Poetry Series, su nombre suena hoy en el terreno literario hispanohablante como una de las voces más potentes de la literatura joven de Cuba, aunque Legna desde 2015 vive y escribe desde Miami.

Ella forma parte de esos jóvenes escritores cubanos que ya no viven en Cuba, con quienes DIARIO DE CUBA quiere conversar sobre su trabajo y sus vivencias como exiliados.

¿Cuáles son los temas que más te interesa abordar?

Al abordarlos, ellos se tuercen. Pero siempre, desde el principio, me interesó explorar bien la noción de lo femenino, no como socialmente se ha canonizado, sino como un fenómeno muy asombroso. Eso, disparado hacia las distintas estructuras sociales, como la familia, sobre todo. Luego también me interesaron otros tópicos, tal vez más o menos morales, y más o menos políticos. No estoy segura de que se haya interpretado así, pero uno, que sabe sus cosas, puede dar fe.

Escribes poesía, narrativa (para adultos y niños) y teatro, y en tu obra se percibe la interconexión entre géneros literarios. No obstante, ¿hay algún género que prefieras sobre otro, que sea tu voz más esencial?

Mi idea de los libros se repite en todos: una historia atractiva que contar, un problema, una confrontación. Puede ser a través de construcciones poéticas o a través de un discurso narrativo, pero la historia debe prevalecer. Esa consecución de hechos y acciones transversales, y diálogos directos o indirectos, y clímax. Todo eso debe estar presente. Me siento cómoda escribiendo el libro que decida escribir en ese exacto momento. Como lectora y correctora de ellos, prefiero mis libros de narrativa.

La provocación es parte de tu proyección como escritora y de tu escritura, eso te ha traído admiradores y detractores, ¿qué hay detrás de esta (im)postura?

El arte es provocación. No se premedita eso. Detrás de mi escritura hay una mujer muy parecida a lo que ves. Sostengo profundamente que uno es lo que parece. Me interesa parecerme a mi escritura, y que mi escritura se parezca a mí, llegar a la médula libremente, y en ese camino no hago concesiones, ni personales ni escriturales.

¿Dónde y en qué horario prefieres escribir? Cuéntanos de tu rutina de trabajo… (soporte, contexto, ¿¡manías, fetiches!?)

Si no estoy escribiendo, estoy pensando en lo que escribiré. Todo forma parte del texto que se creará. Escribo mucho en mi teléfono, porque es como el lápiz y la libreta que antes tenías a mano. Pues ahora es esta pantallita frágil lo que tenemos a mano, y yo la uso hasta quebrarla. Si se quiebra es una buena señal.

Lo único que necesito para escribir es estar sola, estar obsesionada. Puede haber gente delante, una o varias personas, que yo sabré acomodarme en mí misma y sentir esa noción casi enfermiza. Hay un ejercicio de teatro muy básico que se llama “soledad pública”, y yo ejercito eso cada vez que escribo.

¿Qué autores son un referente para ti?

Perdona que sea sincera, pero esta pregunta de los autores es matadora. Los referentes de un lector cambian todo el tiempo. Voy a decirte un solo autor, uno solito, que escribió poesía, novelas, cuentos, ensayo y teatro, y que tenía cara de malo, y muchísima impostura, sobre todo a la hora de escribir: Samuel Beckett.

¿Trabajas actualmente en algún proyecto?

Trabajo en varios proyectos ahora mismo. Algunos ya terminados y en espera de una respuesta editorial. Pero son sorpresas.

¿Qué libro estás leyendo ahora?

Tumbas de poetas y pensadores, de Cees Nooteboom, y la poesía de Derek Walcott. Pero voy lento porque si leo no escribo, y ahora tengo unas ganas enormes de escribir.

¿Qué es lo peor y lo mejor que te ha ocurrido en el exilio?

Lo mejor es estar embarazada, y lo peor es una lista muy larga que empieza en las pérdidas reales, que pasa por la doble moral, y que termina en una hamburguesa. 

¿Qué repercusión ha tenido en tu escritura vivir fuera de Cuba?

Aún no lo sé. Yo escribo lo que veo, y lo que veo aquí tiene más conservantes que un rayo encendido. Esas repercusiones se verán más adelante. Pero claro que habrá mucho de eso, y de otras cosas más.

No tener el respaldo del país de origen, ¿qué impacto ha tenido en tu trabajo?

Ninguno. Mi trabajo no es colectivo. No dependo de un grupo para crear nada. Mi obra es singular. No soy dada a los grupos. Cuando sales de Cuba te das cuenta de que el campo de las editoriales y publicaciones cubanas es tan reducido como irreal.

¿Qué es Cuba para ti? (en una frase)

Así mismo termina un cuento mío:

"¿Qué es Cuba para ti?

Macho, la patria es la patria."

¿Qué es lo que más te gusta del país y la ciudad donde vives?

Pues me sigue gustando más que nada lo mismo que me gustaba cuando vivía en Camagüey o en La Habana: los amigos, la gente que quiero, la perra, la gata, mi amor, y el momento cuando entro a mi estudio y cierro la puerta.

Volverías a vivir en Cuba si…

Solo si mi hijo me lo pide de rodillas  


Legna Rodríguez Iglesias es autora de varios libros, entre ellos: Hilo+Hilo, poesía, (Bokeh, Leiden, 2015); Las analfabetas, novela, (Bokeh, Leiden, 2015); Dame Spray, poesía (Hypermedia Ediciones, 2016); Chicle (ahora es cuando), poesía, edición bilingüe (Letras Cubanas, 2016); Todo sobre papá, poesía para niños (Ediciones Aguadulce, 2016) y La mujer que compró el mundo, cuento (Los libros de la mujer rota, Chile, 2017). 

Sus volúmenes más recientes son: el libro de sonetos Miami Century Fox (Akashic Books, 2017), ganador del el Premio Paz 2016, y Mi novia preferida fue un bulldog francés, narrativa (Alfaguara, España, 2017).

Puedes leer online un fragmento de Transtucé (Casa vacía, EEUU, 2017), un texto de No sabe/ no contesta (Ediciones La Palma, España, 2015), y varios poemas que hemos publicado en DIARIO DE CUBA.

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