El director del popular programa humorístico Vivir del cuento, Ignacio Hernández Benitea, habló en una entrevista para la televisión oficial sobre las "debilidades" que enfrenta el show y que podrían comprometer su salida al aire.
Hernández lamentó que el programa no cuenta "con un mecanismo económico que permita estimular los resultados en cuanto a calidad, complejidad, índice de audiencia, gusto e impacto social" y tampoco con "un sistema productivo que permita mayores libertades para satisfacer la demanda creativa que genera el programa en algunas ocasiones".
También se quejó del "poco tiempo de grabación para un programa con estas características" y de "no contar con una fórmula que permita el trabajo en equipo de los guionistas, o sea que un guión esté escrito por más de un escritor sin que se afecte la remuneración".
Hernández también mencionó que Vivir del cuento lleva a cabo las grabaciones "en un estudio cuyas condiciones técnicas no son las mejores" (aún el programa se graba de manera analógica).
Las peripecias del viejo Pánfilo (Luis Silva) y su peculiar vecindario son las delicias de todos los hogares cubanos en las noches de los lunes por Cubavisión a las 8:30 pm.
Para su director, han sido diez años encaramado en el sitial más popular en Cuba "con mucho esfuerzo" de su parte y del resto del colectivo.
"La popularidad entraña un compromiso grande, sobre todo cuando eres honesto y consecuente. No siempre la popularidad es sinónimo de calidad, sin embargo es un firme propósito de nuestro equipo de trabajo que la popularidad de Vivir del cuento sea el resultado de un riguroso trabajo que aspira a la máxima calidad posible", señaló.
Sobre el programa en que participó el expresidente Barack Obama, Hernández señaló que "fue una oportunidad para hacer valer la fuerza de la televisión, de la comedia, tantas veces subestimada (…)".
"Entre Silva y yo elaboramos el guión, nuestra familia igual aportó ideas valiosas al mismo, después lo socializamos con los actores que lo iban a interpretar (Andy Vázquez y Mario Sardiñas) y todos ofrecieron sus ideas. Creo que con inteligencia, creatividad y simpatía logramos transmitir nuestro mensaje sin hacer concesiones, hicimos la puesta, la grabación, la edición y la post producción, todo resultado del trabajo en equipo de Vivir del Cuento", explicó.
Admitió que lo más difícil fue "lidiar con los intermediarios, los que pensaban más en las consecuencias que en la responsabilidad que les tocaba asumir".
"(…) No era momento de temores sino de asumir la propuesta y ocuparnos de que nos quedara excelente. Era la manera de demostrar que podemos hacer las cosas bien y que no hay que temerle a ningún reto, por complicado que pueda parecer. El resultado fue finalmente bien valorado tanto por ellos, como por nosotros".
Para el director, su comedia tiene el "súperobjetivo de generar contenidos desde la ficción que hagan reír, entretengan y dejen un saldo, que quede el debate o la reflexión sobre determinada situación que lleva implícita la crítica social, que mientras más se acerque a la realidad más efectiva será".
En ese sentido, defendió que se han propuesto "abordar temas complejos desde los códigos de la comedia", por lo cual —confesó— "han sido muchas las batallas y no pocos los adversarios, pero siempre conscientes de que nuestra sociedad lo necesita y agradece".
A finales del año pasado, el cineasta Eduardo del Llano denunció la censura que mantenían sobre su persona "las Altas Esferas Televisivas" del estatal ICRT al dejar fuera y sin explicaciones un episodio que había escrito para Vivir del cuento.
En un mensaje publicado en redes sociales y blogs de otras figuras del medio, Del Llano contó sobre varios contactos que mantuvo con el equipo del espacio humorístico para grabar un programa que al final fue cancelado con la pena del director.
Vivir del cuento también se consume fuera de la Isla, por los emigrados que lo ven en YouTube o Facebook.
Las quejas del viejo Pánfilo y las andanzas del cubano que apenas consigue sobrevivir al ajetreo cotidiano por obra y gracia de la libreta de racionamiento de alimentos y la crítica al contexto social cubano son algunas de las causas que han puesto al programa en el punto de mira y de que algunos vaticinen riesgo de desaparición del espacio televisivo.