Patria o Muerte, el documental de la directora Olatz López Garmendia y el productor Miguel Sirgado que exhibe esta noche HBO, cumple con por lo menos uno de los requisitos básicos de cualquier película que trate de Cuba: mostrar la cara oculta de la sociedad más fotografiada del mundo, exponer el reverso de la narrativa turística. O lo que es lo mismo: revelar el rostro de la oposición.
Aún así, el filme abre con las consabidas fotos en blanco y negro de la época triunfal revolucionaria, aunque esa imaginería estalla enseguida y se deshace en un tumulto de consecuencias históricas. La aceleración produce vértigo: es el paso del tiempo que escamotean las representaciones estáticas.
Patria o Muerte desafía, justamente, la estática revolucionaria, que es la suprema paradoja fidelista. Fidel aparece otra vez como el guerrillero inevitable, el héroe clásico de perfil griego, pero esa imagen cae bajo el peso de otras que lo transportan por las etapas ulteriores de su revolución. En fracciones de segundo, el uniforme verde olivo se vuelve pijama de guinga y el vigor juvenil degenera en hueso y pellejo nonagenario.
La película de Olatz López es una galería de héroes y heroínas no cantados en la epopeya nacional: Valery, el transgénero gótico; Gorki, el rockero de nombre soviético; Yoani, la periodista a palos; Mercedes, la ama de casa que recibe el ladrillazo de un muro que cae en cámara lenta. Están Rafael Fornés, el arquitecto que construye Cubas del aire; la novelista Wendy Guerra, prisionera de su propia ciudad; y Antonio José Ponte, el poeta expatriado que saltando de película en película llega a Patria o Muerte como el supremo flâneur.
Patria o Muerte es un filme espectacular, lleno de puns visuales exquisitamente fotografiados por Claudio Fuentes Madan, autor de poderosas imágenes de la Cuba del reverso, el mondo bizarro de La Habana negra. Las fronteras se diluyen, la historia se acelera, pero queda la impresión de que también la Cuba de Patria o Muerte se ha establecido como otra configuración de lo patriótico, otra patria sujeta a las leyes de la decadencia y la muerte. Quizás esas presencias periféricas lleguen a provocar la misma curiosidad complaciente que despertó ayer la imaginería fidelista.
La oposición también envejece, y su presencia se ha vuelto costumbre. Parecería que muchos de estos personajes hubieran cumplido su cometido, completado su ciclo mediático, y que ya formaran parte de algún costumbrismo cubano. Su heroicidad es el canon, aunque sin haber conseguido el cambio social que la justifica. Consiguieron, si acaso, el relevo en efigie. En ellos la idea misma de la oposición (en contraste con la idea discutible de la revolución) ha cristalizado en una serie de gestos y símbolos.
Patria o Muerte constituye un oportuno memorial para estos días jocundos y fúnebres de la Cuba post castrista. Viene a sumarse a los grandes monumentos fílmicos de la nación que son Nadie escuchaba, Antes que anochezca y La Habana, arte nuevo de hacer ruinas.
Patria o Muerte (Olatz López Garmendia) se estrena hoy en HBO, a las 8:00 pm, hora de Miami, y se repondrá los días 30 de noviembre (4:40 pm), 1 de diciembre (10:30 am), 4 de diciembre (9:45 am), 13 de diciembre (1:05 am), 15 de diciembre (2:00 pm), 18 de diciembre (mediodía) y 21 de diciembre (5:00 am).
Este texto apareció originalmente en el blog N.D.D.V. y se reproduce con autorización del autor.