Omara Portuondo, una de las artistas preferidas del castrismo, dijo en una entrevista con la agencia AFP que no quiere hablar sobre política.
"La política es para los políticos. Yo soy música, amo la música", dijo la estrella de Buena Vista Social Club, que ha cantado con frecuencia en actos propagandísticos del régimen y en honor a los Castro.
Portuondo fue una de las firmantes, en 2003, del "Mensaje desde La Habana a los amigos que están lejos", en el que un grupo de intelectuales y artistas justificó el encarcelamiento de 75 disidentes y el fusilamiento de tres hombres que secuestraron una embarcación de pasajeros para intentar dirigirla a Estados Unidos.
La cantante, de 85 años, está ahora en Hong Kong en una de las paradas del Adiós Tour, su última gira mundial con Buena Vista Social Club.
Esta semana fue suspendida una actuación de esa gira en Taiwán. Según la empresa Management of New Arts (MNA), organizadora del evento en la isla reclamada por China, la cancelación se debió a "factores políticos".
Los representantes de Buena Vista Social Club habrían explicado que el cambio de poder político en Taiwán, tras la victoria del independentista Partido Demócrata Progresista (PDP), habría sido la causa de la decisión, tomada por el Ministerio de Cultura de Cuba.
En su entrevista con la AFP, Portuondo dijo que, a pesar de que esta gira se llama Adiós Tour, no está lista para dejar el micrófono.
"¿Si es un adiós para mí? ¡Jamás! Luego iré a Europa y Estados Unidos para mi 85 Tour", afirmó.
"Ninguno de nosotros se imaginó el enorme éxito de Buena Vista Social Club, logramos lo que nunca siquiera habríamos soñado", dijo la cantante. "La música es mi vida y no dejaré de cantar", añadió.
Ya son 20 años desde que por una casualidad del destino el guitarrista estadounidense Ry Cooder y la estrella cubana Juan de Marcos González alentaron a grandes exponentes de la época dorada de la música cubana a reunirse para producir un disco.
El álbum grabado en apenas seis días, llamado Buena Vista Social Club, fue un gran éxito. Se vendieron millones de copias y la película del alemán Wim Wenders sobre esta aventura contribuyó a ello.
"Nos llaman los embajadores de Cuba y me siento honrada. Cuando haces lo que te gusta, solo pueden salir cosas buenas. Se brilla desde el interior, hacia los demás", dijo Portuondo.
El grupo tocó en octubre en la Casa Blanca para el presidente Barack Obama, quien reveló que él también había comprado el famoso disco.
Obama se convertirá en poco tiempo en el primer mandatario estadounidense en activo en visitar Cuba desde 1928.
Portuondo rechazó las críticas que afirman que el fenómeno Buena Vista ofrece una visión estrecha de la música cubana o que hay una diferencia entre lo que escuchan los cubanos y los turistas.
"Hoy, la gente escucha muchos estilos y géneros diferentes. Lo bueno es que la música tradicional cubana es muy respetada. Tiene diferentes influencias, cantamos en español pero hay sonidos afro. Creo que es lo que la popularizó en el mundo".
Gracias al álbum de 1997, veteranos de la música cubana tuvieron una segunda vida. Ibrahim Ferrer, gloria de los años 1940, lustraba zapatos en La Habana para llegar a fin de mes. El pianista Rubén González, uno de los pioneros del chachachá y del mando, era un jubilado que sufría de artrosis.
Omara Portuondo es una de los pocos miembros "históricos" del grupo aún presentes. La formación tuvo que abrirse a nuevos talentos y toca ahora bajo el nombre de "Orquesta Buena Vista Social Club".
Para la cubana, Buena Vista es solo un capítulo de una carrera excepcional en la que cruzó el camino de Nat King Cole, Herbie Hancock, Edith Piaf y Chico Buarque, entre otros.