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Teatro

El Consejo Nacional de las Artes Escénicas censura una obra dirigida por Juan Carlos Cremata

La pieza recrea la última hora de un dictador que ha ejercido su poder durante más de 200 años.

La Habana

El Consejo Nacional de las Artes Escénicas ha decidido retirar de la sala Tito Junco, del Centro Cultural Bertolt Brecht, la obra El rey se muere, una pieza del rumano-francés Eugene Ionesco adaptada y dirigida por Juan Carlos Cremata Malberti.

En lo que sería otro caso de censura en el teatro cubano, la obra ha sido eliminada de la programación tras solo las dos funciones inaugurales, que tuvieron lugar el pasado fin de semana.

Según el sitio en internet Havana Times, en su adaptación, Cremata "invita al público a reflexionar" frente a la historia del rey Berenjena (Berenguer en el original de Ionesco), un dictador que ha ejercido su poder durante más de 200 años y, finalmente, se entera de que morirá en una hora.

Es un monarca de los "que dictan órdenes incumplibles, con una discapacidad obsesiva-progresiva y que han convertido a su país en un imperio desvencijado y totalmente en ruinas. Todo esto dentro de los formatos del teatro absurdo", según recoge el texto, firmado por Luis Rondón Paz.

Para justificar su decisión de censurar la obra, las autoridades culturales de la Isla publicaron un críptico mensaje en el sitio Cubarte, del Ministerio de Cultura.

"'En teatro como en todo, podemos crear en Cuba', dijo Martí desde su perspectiva de hombre visionario y defensor de la Patria", señalan en el texto el Consejo Nacional de las Artes Escénicas y el Centro de Teatro de La Habana. "Hoy, cuando todos nos aferramos a construir el país que nos debemos, desde las urgencias, conquistas e ideales heredados de un pasado y presente inquietos; vuelve la escena como sitio abierto a la re-escritura y la transformación", añaden.

"Cuando desde una institución cultural registramos la naturaleza de 'agente' de nuestros creadores y públicos, reconocemos sus capacidades operantes para generar instancias de comportamiento y así poder traducir, replantear, recualificar y alcanzar nuevos caminos en la escena", dicen los funcionarios.

"Atendiendo a las estrategias de desarrollo del arte escénico cubano, al diálogo permanente entre la institución y la práctica artística cotidiana, en pos de lograr estadios más propositivos entre las obsesiones poéticas de nuestros creadores y la política cultural de la nación", se decide la "suspensión" de la obra, producción de Teatro El Ingenio, indican en la nota, sin más aclaraciones.

También en Cubarte, Andy Arencibia Concepción, especialista del Departamento de Desarrollo Artístico del Consejo Nacional de Artes Escénicas, publicó un artículo en el cual considera que la de El rey se muere es una teatralidad "sustentada en la idea de una carnavalización que penetre en el reinado-sociedad para destruir las jerarquías del poder e invertirlas, para convertir al rey en bufón, para hacer del 'líder' el objeto de burla de sus súbditos en una cuasi ópera bufa de personajes viciosos signos también de una sociedad enferma".

"Como en sus otros textos escénicos, el director contextualiza la obra en la Cuba de hoy, en la realidad de aquí y de ahora mediante el choteo y la carnavalización de los símbolos políticos (…) el himno, la bandera cubana, y las consignas que han signado el proyecto político de la Nación cubana a partir de 1959, esto no se puede negar, no lo puede negar el director", señala Arencibia.

Los personajes "participan de una gestualidad típicamente cubana (…) en ocasiones, vulgar, en otras, grosero que satiriza lo que en materia de lenguaje ha sido también el proyecto de la Revolución Cubana: la instauración de un lenguaje político propio", dice.

Arencibia critica el su texto el nivel artístico de la puesta. También considera que Cremata ha "forzado de la parábola teatral y política". Cuestiona, asimismo, "el grado de manipulación de los símbolos políticos, de los referentes reales e históricos tratados de manera irrespetuosa, y que no llegan a tener un peso teatral artístico verdadero".

Por último, opina que "la actual puesta en escena de Cremata vuelve a poner en crisis los límites de lo ético y lo estético, de lo humanamente posible, de lo humanamente 'decible' encima del escenario".

No es la primera vez que las autoridades culturales sacan de escena una obra de Juan Carlos Cremata, también guionista y director de cine, hermano del director de la compañía teatral infantil La Colmenita, Carlos Alberto Cremata, uno de los intelectuales mimados del régimen.

En septiembre de 2012, el Centro Cultural Bertolt Brecht eliminó de su programación, tras unas pocas funciones, la pieza La hijastra, de Rogelio Orizondo, que presentaba un cuadro de relaciones humanas y comportamientos decadentes en la Cuba actual. Cremata acusó entonces a las autoridades de censura.

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