Un brote hasta ahora desconocido del virus del Zika se diseminó por Cuba durante 2017, un año después de que se declaró el fin de la emergencia de salud global, pero la Organización Panamericana de la Salud (OPS) no informó sobre ello.
Tras un nuevo estudio publicado en la revista Cell, funcionarios internacionales reconocieron al periódico The New York Times que no habían contado 1.384 casos reportados ese año por los funcionarios cubanos.
La cifra es un fuerte incremento respecto a los 187 casos confirmados en la Isla en 2016 y "concuerda con los estimados para 2017 de nuestro propio estudio", dijo Kristian Andersen, un investigador de enfermedades infecciosas en el Scripps Research Translational Institute en La Jolla, California, y uno de los coautores de la investigación.
Andersen sostiene que, como la mayoría de los casos de zika no se confirman, el brote tal vez haya incluido decenas de miles de infecciones.
Cuba recibió 4,7 millones de turistas en 2017, más de un millón de ellos canadienses, por lo que existe la posibilidad de que muchos hayan estado expuestos al zika sin saberlo.
Los funcionarios de la OPS, una entidad de la Organización Mundial de la Salud, culparon a un "problema técnico" de la falta de un reporte oportuno del brote en Cuba. La información, dijeron, se guardaba en una base de datos, pero no estaba visible en el sitio de internet. La tarde de este jueves el sitio de internet en inglés fue actualizado, según The New York Times.
La OPS ha mantenido una estrecha relación con La Habana, sobre todo en países como Brasil, donde sirvió de intermediaria para los pagos del Gobierno local al de la Isla por el trabajo de médicos cubanos.
En el esquema, que se extendió de 2013 a 2018, el Gobierno cubano se quedaba con alrededor de un 70% de lo que pagaba Brasilia por concepto de salarios de los médicos. Mientras, la OPS se embolsaba otro 5%.
Andersen y sus colegas empezaron a rastrear el avance del zika cuando el virus, transmitido por un mosquito, apareció en el continente americano en 2015. La epidemia se dio a conocer inicialmente en Brasil, donde los bebés de mujeres infectadas nacieron con severos daños cerebrales, yse expandió rápidamente a los países vecinos.
En noviembre de 2016, la OMS anunció que la epidemia ya no era una emergencia de salud pública. "Pero nos quedamos con esta pregunta '¿de verdad ha terminado?', recordó Andersen".
Los científicos siguieron rastreando el virus por toda América. Revisaron datos de brotes locales en los países que los reportaron a la OPS. También registraron los casos confirmados de zika en los viajeros que volvían a Florida.
En todo el continente, ambos conjuntos de estadísticas contaban la misma historia: el número de casos de zika se desplomó hacia el final de 2016 y después permaneció en niveles reducidos. Pero había una notable excepción en los datos.
En 2016, solo unas cuantas personas que volvían a Florida procedentes de Cuba habían sido infectados por el zika. En 2017, sin embargo, Cuba representaba el 98% de los casos de zika asociados a viajes en Florida.
Fue un hallazgo inesperado. En un inicio, Cuba parecía estar ganándole la guerra al zika, y al parecer había evitado los brotes que se veían en otras islas del Caribe.
Para ver si sus resultados iniciales se mantenían, Andersen y sus colegas examinaron datos de salud pública en Europa y descubrieron patrones similares entre los visitantes a Cuba.
El equipo concluyó que el brote de Cuba en 2017 fue "del mismo tamaño que en otras islas del Caribe, es decir, con miles de casos", dijo Andersen. Pero como los casos reportados a menudo son el diez por ciento de un brote "en realidad estamos hablando de decenas de miles de casos".