Miguel Díaz-Canel cerró el sábado su primera visita a Moscú donde fue recibido por los representantes de la más alta plana política y religiosa de Rusia.
El sustituto de Raúl Castro se reunió con Vladímir Putin a quien le dejó una invitación para viajar a Cuba el próximo año 2019.
Además del encuentro con el jefe del Kremlin, Díaz-Canel celebró reuniones con los presidentes de ambas cámaras del Parlamento, con el líder del Partido Comunista de Rusia, Guennadi Ziugánov, con un grupo de directivos de las mayores empresas rusas, y se entrevistó también con el patriarca de la Iglesia Ortodoxa rusa, Kiril.
Cuando se reunió con el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, se habló del "gran potencial" de desarrollo de la cooperación económica ruso-cubana.
Medvédev expresó su confianza en que la visita del gobernante cubano a su país le imprimirá un "dinamismo positivo" a las relaciones entre Moscú y La Habana.
Ya en el encuentro entre Díaz-Canel y Putin, ambos dirigentes se mostraron nostálgicos por las relaciones alcanzadas en el pasado y se plantearon la voluntad de retomar la "naturaleza estratégica" de esos vínculos de antaño.
Y justo antes del cierre de la visita de Díaz-Canel y en medio del "entusiasmo" por la visita de a Moscú, el viceprimer ministro ruso Yuri Borísov afirmó que la ayuda que su Gobierno prestará a La Habana no será en perjuicio de los intereses económicos
Actuar de ese modo sería "insensato, inconveniente y podría repetirse la experiencia viciosa de la Unión Soviética", en alusión a que la desaparecida potencia comunista privilegiaba los criterios políticos sobre los económicos en sus relaciones con otros gobiernos.
Lo dijo precisamente el hombre que estuvo en La Habana antes del viaje de Díaz-Canel para la firma de acuerdos de colaboración por un monto de más de 250 millones de dólares, alrededor de 50 millones correspondientes a un crédito con el que el Gobierno ruso pretende rearmar a su aliado dentro de América Latina y el Caribe.