Dentro de un mes terminará la llamada "consulta popular" del Proyecto de Constitución, para "ajustar" la Ley de Leyes a los cambios cosméticos en el sistema cubano. En este momento, el grueso de las asambleas pendientes abarca principalmente el sector de Educación, que se hallaba de receso por vacaciones de verano cuando arrancaron los "debates", el pasado 13 de agosto.
La mayor parte de los cubanos ya ha participado en estas "consultas" tuteladas por el Partido Comunista en su CDR (Comités de Defensa de la Revolución), centro laboral, de estudio o unidad militar.
Pero para muchos quedan preguntas: ¿Cuán libres han sido estas "consultas"? ¿Hay garantía de que los criterios influyan en el texto final?
"¿La Constitución? ¿A quién le importa eso, si de todas maneras la cosa está amarrada?", respondió un bicitaxista que hace piquera en la esquina de Zanja y Belascoaín.
"Yo no voy a ningún debate de esos. Esa gente (el Gobierno) tienen esto jodido, pero no hay quien les haga frente. Lo que pongan en el papel da igual, eso es puro show y yo no estoy para eso", agregó.
"Al final, ellos hacen lo que les da la gana, nos aprietan como quieren y cuando quieren. Ahora mismo, para diciembre, viene feo lo de los impuestos. No se sabe a dónde vamos a parar".
Juan, custodio de una empresa de seguridad del transporte, dijo que participó en los "debates" dos veces: una por el sindicato y otra por el CDR.
"Nada, lo mismo de siempre, dos o tres militantes (del Partido Comunista) dijeron primero que todo les parecía bien, pero cuando uno tocó el tema del matrimonio homosexual ya no se pudo debatir otra cosa", relató.
"Para mí que eso (el cambio constitucional que abriría la puerta al matrimonio igualitario) está ahí para distraer a la gente y que no se hable de lo otro. Uno tiene miedo a hablar claro y criticar algo de lo político porque te marca y, al final, un solo golondrino no compone verano".
Para escuchar a los cubanos hablar sobre la Constitución hay que forzar el tema porque no existe un ambiente constitucionalista en el país, ni la gente percibe este proceso como relevante para sus vidas.
Solo los fieles de la Iglesia Católica y las diferentes denominaciones evangélicas se oponen abierta y públicamente al texto, pero la razón es el matrimonio igualitario, lo que evidencia que los ciudadanos creen tener una libertad para hablar de temas religiosos que es inexistente en lo político.
"Yo no estoy de acuerdo con el matrimonio homosexual, abogo por el modelo de familia original, por el diseño original creado por Dios: un hombre y una mujer para procrear y construir una familia", comentó a viva voz Andrés, un plomero retirado y católico.
"Para los homosexuales, si se quiere protegerlos en sus derechos, se les puede crear otro mecanismo legal, no forzarnos a compartir una forma, un sacramento o una institución que es de los heterosexuales. No es correcto", agregó.
"En política prefiero ni opinar porque me disgusta mucho ver que todo va para atrás y no hay mejoría porque quieren controlarlo todo y que la gente no prospere. Así no hay futuro", señaló, pero en esta parte su voz terminó siendo casi un susurro.
Entre los jóvenes reina la apatía.
"Yo no pierdo el tiempo leyendo nada de eso (el Proyecto de Constitución). Si hay que firmar, firmo; total, eso está puesto ya y esto no va a mejorar nunca. Lo mío es 'pirarme' con el puro mío, por eso estudio para maestro de Inglés, para aprender el idioma. Lo demás es por gusto, brother", respondió un adolescente.
Frente a la Universidad de la Habana hay una parada abarrotada permanentemente. Nadie menciona la Constitución, ni es posible introducir el tema pues no interesa. La muy cubana expresión de chasquear la lengua, conocida como "freír huevos", es la respuesta.
"Hay algunos cambios, como eso de dos mandatos del presidente y cargos nuevos, pero siguen siendo la misma gente. El debate se hace, pero ellos ponen al final lo que quieran poner y la gente vota cualquier cosa", dijo un revendedor de periódicos, el único que se sintió motivado a opinar.
"Yo soy habanero, nací aquí y tengo 81 años, te digo con sinceridad que esto nunca estuvo peor que ahora. Cuando el Período Especial crítico había menos cosas, pero uno pensaba que se iba a arreglar. ¡Y lo que se desgració! Si tuviera 30 años menos, me iba de este país sin pensarlo dos veces. Aquí no me quedaba".
El escenario es desalentador y reina el pesimismo. La "consulta" constitucional al parecer solo es entusiasta y relevante en los reportajes de la prensa oficial, al servicio de la propaganda del Partido Comunista. Quien habla con la gente en la calle puede preguntarse si esos "debates" que muestran los medios han sido fabricados.
Solo en el tema del matrimonio igualitario la población, y en especial los creyentes, se sienten libres de opinar y plantear una posición divergente. Pero ante la pregunta de si se atreverían a votar "No", muchos expresan temor.
"No, qué va, no me atrevo. ¿Y si las boletas están marcadas y me descubren? Tengo que cuidar mi pincha, no gano mucho, pero ahí lucho lo mío y me faltan seis años para retirarme", dijo un hombre.
"¿Cómo que votar 'No'? No lo sé, ¿eso no me perjudicaría después para irme?", preguntó un estudiante.
"Yo sí me atrevo a votar 'No', pero para qué, la gente vota por inercia y dice que sí a todo. Sería por gusto", afirmó otro.