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Alimentación

'Si no crías animales, no comes carne'

Muchos residentes en Guantánamo deciden cohabitar con animales en para poder alimentarse o para hacer 'negocios'.

Guantánamo
Cerdo criado en una casa de Guantánamo.
Cerdo criado en una casa de Guantánamo. M.A. León Velázquez

"Si cuento solo con lo que llega a la carnicería, se me mueren los hijos de anemia", dice Heriberto, uno de los tantos guantamaneros que han decidido criar animales en sus casas y patios para remediar la carencia de carne en la dieta de su familia.

La estampa recuerda el llamado "Período Especial", cuando miles de cubanos de todo el país intentaron criar animales incluso en bañaderas ante la escasez de alimentos.

"Hay que tener un animalito por necesidad", apunta Belkis Reyes, una obrera. "El pollo antes lo daban mensual y ahora lo dan diez veces al año. Parece que el año tiene diez meses", añade refiriéndose a los alimentos que vende el Gobierno a través del sistema de racionamiento.

Heriberto decidió cambiar su apartamento en el reparto Caribe por una vivienda en el Raposo, unos de los barrios marginales del municipio cabecera de Guantánamo.

En el reparto Caribe "pasé los momentos más difíciles del 'Período Especial'", recuerda. "Eso me impulsó a comprar en esta parte de la ciudad para poder criar unos puercos y pollos, porque tengo que alimentar a mi familia".

"Yo recojo sobras en varias casas para los puercos porque el pienso, cuando aparece, cuesta 70 y 80 pesos (moneda nacional) cada lata. Si los tienes que criar solo con pienso, vale más la pena comprar carne a 25 pesos la libra", calcula Heriberto.

Otros ven la crianza de animales como la forma de ganar "un buen dinerito".

"Tengo 11 gallos de pelea que yo mismo arreglo, alimento y entreno para que estén en buena forma el día de la pelea. A lo mejor un día salgo de pobre, aunque eso no va a hacer que deje de atender a mis gallos, porque es lo que me gusta", asegura un criador.

La mayoría no calcula los riesgos para la salud a los que se enfrenta criando animales en casa. "La necesidad obliga y hay que arriesgarse", afirma Belkis.

En cuanto a la acción de las autoridades sanitarias, un vecino del reparto Caribe relata lo ocurrido hace varios meses.

"Llegaron unos cuantos policías, gente de Planificación Física, los de Salud Pública y otros trabajadores movilizados, además de unos que estaban vestidos de civil y solo miraban a los que protestaban. Desbarataron todas las cercas que la gente había hecho en la parte de atrás de los edificios para criar allí sus animales. Aquello fue un crimen porque todo el mundo sabe que el cubano depende de eso para poder comerse un pedazo de carne. Después de eso, no han venido más. Parece que todo fue por una visita de altos dirigentes".

Los residentes de las zonas marginales de la ciudad se han salvado, por el momento, de episodios como ese.

"Hasta ahora no hemos tenido ningún contratiempo y aquí en este barrio todo el mundo cría, unos con mejores condiciones que otros", dice Belkis.

"A pesar de la escasez de agua, hay que criarlos, y la autoridad que venga. Si no quieren que criemos, que vendan en la carnicería, porque el picadillo viene cuando se acuerdan, y la jamonada, ni soñar con ella por lo cara que está. El salario no da".

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