Las autoridades cubanas decomisaron el año pasado más de 5,5 toneladas de droga, principalmente en el mar, una cifra que triplica la registrada hace dos años, informó el Gobierno y reiteró que mantiene una política de "tolerancia cero" en este ámbito, reporta EFE.
Las autoridades cubanas incautaron en 2017 unos 5.539 kilogramos de estupefacientes, de los que más del 60% correspondía a marihuana y gran parte del resto a cocaína, anunció en una rueda de prensa en La Habana el secretario de la Comisión Nacional de Drogas, Antonio Israel Ybarra.
La cifra confirma una pronunciada tendencia al alza en los últimos años, ya que en 2015 se decomisaron menos de dos toneladas y en 2016 se alcanzaron las 3,2 toneladas.
El Gobierno cubano atribuye este incremento al aumento de la producción y tráfico de droga a nivel global, aunque sostiene que la Isla no puede ser considerada país de tránsito, ya que las organizaciones del narcotráfico no tienen en el país infraestructuras o almacenes.
Del total de decomisos de droga el año pasado, más del 95% se produjeron en el mar, con un total de 346 "recalos" (paquetes tirados por la borda de embarcaciones por los narcotraficantes cuando son detectados por las fuerzas de seguridad).
Ybarra aseguró que esos paquetes fueron destruidos.
El funcionario subrayó que el Gobierno cubano mantiene su política de "tolerancia cero" con los narcóticos y que tanto el consumo como la venta de estas sustancias ilegales dentro del país son bajos y apenas generan delincuencia u otros problemas sociales.
De hecho, remarcó que, según una encuesta oficial realizada hace dos años, solo el 0,038% de los cubanos han probado estupefacientes en algún momento de su vida, lo que refleja que "el consumo sigue siendo bajo en relación con otros países", especialmente en comparación con EEUU, que es "el mayor consumidor de drogas del mundo", comparó.
El año pasado fueron detenidas 56 personas por presuntamente tratar de introducir marihuana, cocaína o similares a través de los aeropuertos cubanos, mientras 39 turistas fueron sorprendidos con este tipo de sustancias para uso personal, según el funcionario.
El tráfico de drogas acarrea penas de hasta cadena perpetua en Cuba, donde la tenencia también es delito y el uso, aunque no está penalizado, conlleva que el consumidor se someta a un tratamiento de rehabilitación.
El Gobierno reconoció que, sin embargo, sí tiene "preocupación" por el aumento del consumo de alcohol entre los cubanos, que en ocasiones mezclan con medicamentos legales para producir efectos similares a los de los estupefacientes.