Las solicitudes de refugio de emigrantes cubanos en Uruguay se han disparado en tres años hasta alcanzar en lo que va de 2018 un total de 2.025. Según datos que publica el diario local El Observador, en 2015 se presentaron nueve de estas solicitudes, en 2016, 370; en 2017, 2.146; Con los números del actual año, las autoridades esperan un nuevo récord.
Para la directora de Migraciones de ese país, Myriam Coitinho, integrante de la Comisión de Asuntos Internacionales del Senado, este incremento se explica básicamente por la llegada de cubanos que en la mayoría de los casos hacen el trámite en la frontera seca.
Según la Ley 18.076 que establece el "derecho al refugio y a los refugiados", los funcionarios de migraciones están obligados a recepcionar las solicitudes de refugio que se presentan en la frontera, para derivarla luego a una comisión dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores. Esta evalúa si es pertinente o no aprobarla y para ello tiene un plazo de 90 días.
Durante ese período, los solicitantes pueden quedarse en Uruguay legalmente a la espera de una respuesta.
Sin embargo, explicó Coitinho, los ciudadanos cubanos saben que su solicitud será rechazada, porque el argumento que presentan para migrar a Uruguay es de carácter económico y no político; entonces viajan a Montevideo, renuncian al trámite para ser refugiados e intentan regularizar su situación aprovechando las facilidades que ofrece la ley de migración uruguaya.
Las cifras así lo demuestran. El diario reveló que 3.980 cubanos de los 4.365 que solicitaron refugio entre 2015 y 2018 renunciaron a ese trámite para solicitar la visa y regularizar así su situación. En la mayoría de los casos (2.770) fueron aprobadas.
Según dijeron a El Observador desde la ONG Idas y Vueltas, en la última semana, decenas de cubanos se acercaron a esa organización que apoya a los emigrantes para solicitar ayuda.
Es el caso de Agustina, que llegó el 13 de marzo al país, junto a parte de su familia. A través de esta ONG consiguió trabajo cuidando a un adulto mayor, al tiempo que su hijo y cuñado trabajan como repartidores y su hermana como empleada doméstica.
El viaje
Todos decidieron probar suerte en Uruguay guiándose por los comentarios favorables que se pasan de boca en boca en la Isla.
"En Cuba se dice que aquí es lo mejor para vivir, que esto es una maravilla. A nosotros nos fue bien, pero no es para nada como lo dicen, hay que romperse el lomo como en cualquier lugar", contó la mujer al medio.
Apenas 33 días después de que la idea de emigrar a Uruguay fuera conversada por primera vez, los cuatro cubanos iniciaron una travesía de 7.000 kilómetros y siete días para ingresar al país a través de la frontera seca de Rivera-Santana Do Livramento.
Los emigrantes de la Isla eligen viajar a Guyana —único país de América del Sur que no les exige visa—, cruzan ilegalmente la frontera con Brasil y desde allí viajan por tierra o avioneta hasta Livramento, desde donde ingresan a Uruguay.
Del viaje de Agustina y su familia se hizo cargo una organización integrada por guayaneses, quienes los esperaron con una camioneta en la puerta del aeropuerto Cheddi Jagan, ubicado a pocos kilómetros de Georgetown.
En esa camioneta cruzaron la frontera hacia Brasil y atravesaron la selva. Una vez en territorio brasileño montaron en un avión hasta Porto Alegre, donde eran esperados por otras personas de la organización, quienes los acercaron hasta Santana Do Livramento.
Por esa travesía, debieron pagar 1.500 dólares, aunque Agustina estima el costo total del viaje, entre el boleto de avión que los trasladó a Guyana y el taxi que debieron pagar para entrar a Rivera, así como el ómnibus que los trasladó después a Montevideo, en unos 2.000 dólares, precisó El Observador.
La organización encargada del traslado de la familia se ocupa del viaje, el pago de alojamiento en las distintas paradas, así como de la comida que reciben. Una vez en Rivera, los cuatro cubanos siguieron instrucciones: presentarse en la oficina de migraciones de la ciudad fronteriza y solicitar al Estado uruguayo que los amparara como refugiados.
Según confirmó El Observador, en estos momentos la Policía del Crimen Organizado investiga una red de trata de personas que se encarga de traer a Uruguay a ciudadanos cubanos que ingresan al país a través de la frontera seca con Brasil. Esta organización estaría integrada por personas de Cuba, Guayana, Brasil y Uruguay.