El régimen ha comenzado a calentar motores para un nuevo enfrentamiento con exiliados y opositores cubanos en la próxima Cumbre de las Américas, que se realizará en Lima, Perú, el 13 y el 14 de abril próximos.
"Sectores de la ultraderecha y la mafia anticubana de Miami esperan utilizar el escenario de la próxima Cumbre de las Américas (…) para intentar desacreditar la imagen de Venezuela y Cuba durante ese evento", escribió el periodista oficialista Manuel Henríquez Lagarde en la sección "Las razones de Cuba", del sitio oficial Cubadebate.
"Como en Panamá, la verdadera sociedad civil cubana que viaje a la Cumbre de las Américas en Perú, sabrá darle a estas provocaciones la respuesta adecuada", añadió.
En la Cumbre de Panamá, realizada en abril de 2015, la delegación oficialista que el régimen presentó como "sociedad civil" boicoteó foros en los que participaron críticos del castrismo, quienes además fueron atacados verbal e incluso físicamente.
Entre los objetivos del régimen en Panamá estuvo Rosa María Payá Acevedo, líder del proyecto CubaDecide, que reclama un plebiscito vinculante para que los cubanos puedan elegir el tipo de sistema político bajo el cual quieren vivir. Lagarde la señala ahora nuevamente.
Cubadebate publica el artículo del periodista oficialista pocos días después de que el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, acompañara a Payá Acevedo en un acto en Miami y afirmara que "no se puede aceptar una sucesión no democrática en Cuba".
No es posible "aceptar ningún reclamo de legitimidad" de un régimen que ha "privado de los derechos básicos al pueblo cubano" por seis décadas en medio de "una complacencia generalizada" de los otros países de la región, dijo Almagro y calificó al castrismo como "la peor clase de dictadura" y un ejemplo "peligroso" para el continente.
Lagarde acusó a Almagro de ser cómplice de una "maniobra anticubana" que busca "profundizar en interrumpir el proceso de normalización de relaciones" entre La Habana y Washington, y "desacreditar y boicotear el proceso eleccionario que tendrá lugar en la Isla en el mismo mes de abril".
Asimismo, describió a Rosa María Payá como "agente de la CIA" que recibe "financiamiento y entrenamiento" como tal para "jugar un papel protagónico en el nuevo show anticubano que debe tener lugar a la par de la Cumbre en Perú".
El periodista oficialista, uno de los habituales voceros del régimen, dijo también que Payá Acevedo "es una marioneta del senador Marco Rubio".
Afirmó además que varias agencias y ONG como People in Need —a la cual llamó "centro de subversión política"— han financiado la presencia en la Cumbre de "otros contrarrevolucionarios cubanos" entre los que menciona a la realizadora Yaima Pardo, "quien realizaría una campaña asociada a la comunidad LGBTI en Cuba".
El régimen, que nunca admite críticas en materia de derechos humanos, solo reconoce y ampara a la parte de la comunidad LGBTI que no cuestiona sus intereses.
En los últimos meses la postura del oficialismo cubano se ha endurecido incluso frente a grupos como Cuba Posible, con posiciones en muchos casos cercanas a las gubernamentales.
"Los enemigos de Cuba, convencidos del fracaso de la llamada 'oposición cubana' compuesta por falsos huelguistas, delincuentes, mitómanos y declarados vividores del contribuyente norteamericano —que se daría cita en Lima— ahora le echan mano a noveles mercenarios entre quienes se encuentra Raudiel Francisco Peña Barrios, profesor adjunto de la Universidad de La Habana, quien colabora con publicaciones que defienden la restauración del capitalismo en Cuba, como Cuba Posible, que financia el magnate financiero George Soros", dijo Lagarde.
El año pasado, en una reunión con cuadros del Partido Comunista, el primer vicepresidente cubano, Miguel Díaz-Canel, dejó claro que el régimen no piensa tolerar ni siquiera a proyectos que muchos han clasificado dentro de la llamada "oposición leal".
En julio, los directivos de Cuba Posible, Roberto Veiga González y Lenier González Mederos, pidieron ser encausados por la Fiscalía, tras quejarse de que en varios sitios oficialistas se les acusaba de "querer 'subvertir' el orden interno y de ser 'dos plattistas' al servicio del Gobierno norteamericano".