El periódico oficial Granma publicó este lunes sobre una falsa alarma de incendio en el Hotel Habana Libre del Vedado, que movilizó a los bomberos hacia el lugar el domingo en la mañana.
Según el medio, a las 11:00 am del domingo, una humareda blanca comenzó a salir de El Polinesio, bar-restaurante del mencionado hotel. Los vecinos de los alrededores, alarmados, llamaron a los bomberos por temor a un incendio.
Nueve carros de bomberos, patrullas y otros agentes del orden se movilizaron hacia el lateral del Habana Libre, listos para sofocar un fuego que, según declaró al periódico Jorge Luis Castellanos, especialista de Inversiones del Habana Libre, "por suerte nunca ocurrió".
Desde la fundación del hotel en 1958, El Polinesio, ubicado en el ala lateral correspondiente a la Avenida 23, se especializa en cocinar carnes al horno. En sus inicios lo hacía con troncos de mangle rojo, ahora lo hace con macurí, otra especie de árbol que crece con más facilidad en los humedales cubanos, según precisó Castellanos.
"Las carnes de pollo y cerdo desprenden mucha grasa. Lo que ocurrió hoy (el domingo) es que subió el volumen de calor en la leña del macurí. La grasa concentrada en el horno se quemó y empezó a emanar más humo de lo normal a través de los extractores, que dan al ala lateral del hotel. Por eso se alarmaron los vecinos", contó.
Los 20 trabajadores del restaurante, al percatarse de la humareda, se pusieron en función de controlarla.
Para bajar el calor de la cocina, separada del área de las mesas por unos gruesos cristales, "solo tuvimos que utilizar uno de los cuatro extintores del Polinesio. Aún no había abierto al público y apenas empezaban a prepararse las carnes del día", señaló.
Para Luis Castellanos, el suceso trajo también sus beneficios. "Pudimos comprobar la agilidad de los cuerpos de bomberos y demás autoridades de la ciudad ante el peligro de incendio y nos sirvió de simulacro", declaró al medio estatal.
Según Granma, en la tarde del domingo ya todo había vuelto a la normalidad en las avenidas 23 y L. El Polinesio no sufrió daños, ni sus trabajadores.