A Alexis Hernández Diéguez le dicen "El Ingeniero", aunque jamás ha estudiado una carrera y vive de la caridad. Nació con frenillo y no puede hablar. Su familia, muy pobre, nunca consiguió llevarlo a la capital para que lo operaran.
Desde hace tres años su situación se agravó: el gobierno de San Germán, Holguín, le retiró la chequera de 140 pesos (unos 5.60CUC) que recibía por su discapacidad intelectual.
"A la edad de siete años Alexis aún no hablaba. Mis padres lo llevaron al médico, quien les dijo que solo podían operarlo en La Habana", relata Julio, hermano de Alexis. "No lo pudieron llevar nunca por los bajos ingresos que recibía la familia. Con la solidaridad de algunos vecinos y compañeros de trabajo en el barrio Cauto 3, se hizo una colecta, pero solo alcanzaba para el pasaje de ida".
"Desde pequeño la gente lo llamaba El Ingeniero porque él lo entendía todo perfecto y andaba de un lado para otro", relata un anciano de 86 años. "Hoy no tiene donde comer, vive a merced de los vecinos que quieran darle algo. Prácticamente se quedó sin familia porque perdió primero a su mamá, luego su papá y más tarde a cuatro hermanos. Solo le queda Julio, que apenas puede atenderlo pues es obrero agrícola de la cooperativa".
Los vecinos de Alexis critican que el Gobierno haya empeorado su situación al quitarle los 140 pesos de ayuda.
"Es un abuso quitarle la chequera a un muchacho prácticamente sin familia", cuestiona Enrique Moreno Salazar. "También hay personas sin escrúpulos que le brindan ron y, como tiene un leve retraso mental, acepta lo que le den".
"En esta zona hay más casos, posiblemente hasta peores que el de El Ingeniero, pero el delegado del Poder Popular está por gusto", señala una trabajadora social que pide mantenerse en el anonimato. "Algunos dicen que le hicieron una casa que nunca terminaron, yo diría más bien un rancho. Sería preferible que se lo llevaran para el hogar de ancianos aunque solo tiene 45 años. Un día amanecerá muerto en cualquier parte".
"Desde que lo conozco, nunca lo he visto con zapatos y ropas, él solo anda con un short porque ni calzoncillos lleva", apunta Moreno Salazar. "Nosotros tenemos una hermana con limitaciones físicas, pero gracias a que nos tiene, no vive igual que Alexis".
El Ingeniero vaga por San Germán como un zombi. Consigue alimentos en una cooperativa agropecuaria cercana cuando alguna bondad se lo permite, aunque muchos ni notan su existencia.
No pide nada porque no sabe reclamar. En su deteriorado hogar no cuenta con fluido eléctrico, cama, cocina, ni una silla donde sentarse. "Un perro vive mejor que él", concluye una joven de la localidad.
Dentro de poco el hermano de El Ingeniero podría ser otro desamparado. Quien debería ser la persona que atendiera a Alexis, casi no cuenta con recursos ni para cuidarse a sí mismo y se refugia en el alcohol.
Para ellos no valió nada que su padre fuera un excelente obrero, con más de 40 años de labor para el Estado, al cual le entregó todo.