Durante el último año ha sido evidente para los cubanos una crisis alarmante en el suministro de medicamentos, un hecho inédito en cuanto al nivel generalizado que ha alcanzado el desabastecimiento, al punto incluso de superar los años más críticos del Período Especial.
La población ha sufrido mucho por enfermedades controlables y por otras más penosas. Sin embargo, el Gobierno no ha informado sobre el impacto de esta crisis en los índices de morbilidad y mortalidad.
De hecho, en este tiempo han sido escasas las explicaciones oficiales, tampoco se han ofrecido esperanzas de solución, ni la Asamblea Nacional en sus sesiones de diciembre de 2016 y junio de 2017 tocó el tema.
Finalmente, hace pocos días el diario oficial Granma publicó declaraciones de la directora de Operaciones de la empresa estatal BioCubaFarma, Rita María García Almaguer, quien admitió que la escasez prolongada se debe "a la falta de financiamiento oportuno para pagar a los proveedores" a los que se compran las materias primas, envases e insumos.
García Almaguer añadió que por esta razón incluso "hubo que parar las plantas productoras en 2016 y parte de 2017".
La funcionaria dijo que se está trabajando para reanudar un suministro estable de los medicamentos más demandados, pero de sus palabras podría deducirse que será un proceso largo que tomará al menos todo 2018 y posiblemente 2019.
Arreglar la situación actual implica reactivar la industria nacional y recuperar los contratos con los proveedores una vez saldadas las deudas, algo imprescindible para poder generar confianza para asumir otras nuevas.
La producción doméstica cubana de medicamentos cubre más del 50%, pero depende de la importación del 85% de los productos empleados, el 92% de los principios activos y el 60% de los materiales de envase. China, India y Europa son los principales socios.
Esta vez no se le atribuyó toda la culpa del problema al "bloqueo" estadounidense. La forma en que la funcionaria lo mencionó pareció rutinaria: "nuestra industria tampoco está ajena a las afectaciones del bloqueo norteamericano", dijo exactamente.
Los cubanos hemos tenido que especular durante más de un año sobre las posibles causas de la falta de medicamentos y de alguna manera continuaremos haciéndolo.
La entrevista dejó sin despejar muchas interrogantes: ¿por qué se dejó de pagar a los proveedores, si con seguridad ese financiamiento estaba aprobado en el presupuesto del Estado?, ¿quiénes decidieron los impagos en un tema tan sensible?, ¿hubo medidas contra los responsables?
Si el país vio mermados sus ingresos, el financiamiento de la industria e importación de medicamentos debió ser lo último que se suprimiera.
En artículos anteriores sobre esta problemática hemos manejado la hipótesis, debido a la coincidencia temporal, de que la situación esté relacionada con la suspensión de gran parte del suministro de petróleo venezolano debido a la crisis del país sudamericano.
Si ese fue el caso, ha sido muy torpe e inhumano ajustar el gasto nacional paralizando la industria de medicamentos y afectando enormemente la calidad de vida del pueblo, que ya tiene suficientes dificultades cotidianas.
Aunque la explicación de la directora de BioCubaFarma es bienvenida, no deja de ser irrespetuoso para nuestro pueblo que haya demorado más de un año y que sea incompleta.
La prensa oficial tuvo igual "descuido" o pereza en la iniciativa de informar. Una coincidencia a la que infelizmente estamos acostumbrados.