Para muchos, las misiones médicas cubanas en el extranjero, las más mencionadas del conjunto de misiones oficiales promovidas por el castrismo, fueron siempre una modalidad contemporánea de trata. Pero el fenómeno de la sustracción por parte del Gobierno de la mayor parte del salario de los profesionales se encubría con el efecto que miles de médicos producían sobre comunidades humanas que carecían de ellos.
La polémica quedaba en el clásico debate ideológico entre quienes tendían a exaltar el efecto del servicio médico y aquellos que señalaban con firmeza el robo del que eran víctimas los profesionales.
Todo permanecía en ese equilibrio hasta que surgió el sitio en Facebook #NoSomosDesertores #SomosCubanosLibres, que ha reunido a miles de cubanos que abandonaron esas misiones y reclaman el cese del castigo que les impide la entrada al país por ocho años.
Allí, una mezcla de testimonios con documentos subidos por sus miembros ha particularizado la experiencia traumática que significa servir en estas misiones. El evento ha abierto una Caja de Pandora que apenas comienza, y que hace desfilar la tragedia de profesionales que están impedidos de reunirse con sus hijos en Cuba, de ancianos que penan por no morirse antes que se venza el castigo de sus hijos y nietos, y de otros que ya solo podrán acercarse a sus familiares para ponerles flores.
En apenas días, miles de miembros dispuestos a contar sus historias muestran una resolución desconocida para acusar al castrismo y relacionar la demanda del levantamiento del castigo de los profesionales con la obtención de la libertad de todos los cubanos.
El Gobierno 'roba'
Alberto Sosa Pons, quien cumplió misión en Namibia antes de viajar a Brasil en 2013, describe la cronología del salario de los médicos cubanos hasta el presente. "Cuando llegamos los primeros médicos a Brasil, de un total de 10.000 reales equivalentes entonces a unos 4.132 dólares solo nos pagaban 2.420 reales. 900 reales, equivalentes entonces a 400 dólares, eran pagados en Brasil y 600CUC eran puestos en Cuba en una cuenta bancaria congelada. Esto totalizaba cerca de 1.000 dólares. El resto, 7.580 reales (3.132 dólares) se los quedaba el Gobierno cubano", detalla.
"Esa forma de pago duró hasta marzo de 2014, cuando la doctora Ramona Matos abandonó el programa Más Médicos y denunció la política de las autoridades cubanas. Entonces el Gobierno pasó a pagarnos nuestro salario íntegramente en Brasil, esta vez fijado en 2.976 reales. Brasil además paga una 'bolsa de instalación' para asumir los gastos iniciales de vivienda y compra de mobiliario, que varía de 10.000 a 30.000 reales, en dependencia del lugar donde trabaja el médico. Todo este dinero, con excepción de 3.500 reales que se asignaban de manera indistinta, Cuba nos los robó", denuncia.
"Yo fui a servir a Palhano, una comunidad muy pobre de Ceará en la que me correspondía una bolsa de instalación de 16.000 reales y solo recibí 3.500. Pero los médicos que iban a la Amazonia debían recibir 30.000 e igualmente recibían 3.500. A mediados del año 2014, por la crisis económica brasileña y la devaluación del real frente al dólar, esos 2.976 reales comenzaron a equivaler solo a 700 dólares. En enero de 2015, el Gobierno de Dilma (Rousseff) incrementó el salario general de los médicos de 10.000 a 10.513 reales, en 2016 se aumentó a 10.570 reales y en 2017 se aumentó nuevamente hasta 11.520 (actualmente 3.600 dólares). Todos esos aumentos se los roba el Gobierno cubano, ya que para los médicos mantiene 2.976 reales de salario", añade.
La 'colateral', un instrumento para forzar la delación
El reglamento disciplinario para los trabajadores cubanos en el exterior es la resolución número 168 de 2010. En total contiene 10 capítulos y 72 artículos firmados por Rodrigo Malmierca Díaz, ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera.
A excepción de un capítulo dedicado a los deberes de los trabajadores, el documento se extiende en una enumeración enorme de prohibiciones y promesas de castigo. De allí se deriva una práctica conocida por muchos de los profesionales como la "colateral". La disposición los obliga a denunciar las desviaciones de la disciplina de sus colegas so pena que, una vez descubierta, los enterados que no la hubieran denunciado fueran también considerados infractores.
Amparada legalmente en el Capítulo II, Artículo 2, relativo a los deberes del "colaborador", su inciso i) detalla la obligación de: "Informar a sus superiores de las violaciones de las normas disciplinarias de que tengan conocimiento, así como de aquellas otras conductas inapropiadas que perjudiquen el prestigio de la misión o del colaborador o que pongan en peligro su integridad física o salud, así como las de sus compañeros".
Alioski Ramírez Reyes lidera en Brasil un grupo de médicos que demandan ante la justicia brasileña su restitución en el programa Más Médicos de forma independiente al sistema de salud cubano. "Es un derecho que se nos niega a nosotros en tanto lo disfruta el resto de los médicos extranjeros".
Antes de viajar a Brasil, Alioski prestó servicios en Venezuela entre noviembre de 2011 y enero de 2014 y afirma que "la colateral funciona en todas las misiones oficiales cubanas".
"Eres responsable de la indisciplina que comete tu compañero si no la denuncias. Esa es la cizaña que siembra el Gobierno cubano. Nos perseguíamos unos a otros", señala.
Miguel Guerrero Fernández comenzó su misión en Venezuela en octubre de 2014 y se escapó del sistema el 3 de enero de 2016. "Yo no la conocía como la 'colateral'; pero cuando llegabas a la misión, antes de decirte cuál sería tu trabajo, te detallaban el reglamento".
"Una violación grave era estar fuera de la casa después de las 6:00 de la tarde. Si tú no estabas por cualquier razón, complicación del tráfico, un venezolano que te invitaba a comer, o una cola para comprar comida, las personas que vivían contigo estaban en la obligación de llamar al coordinador y denunciarte", relata.
"Al inicio, las autoridades cubanas se escudaban en la violencia, pues es cierto que el país es muy violento. Pero después lo que era incomprensible era que te llamaban para que te trasladaras a un CDI que no era el tuyo, en un municipio que tú no conocías y en transporte público, que era muy peligroso. Todo eso fuera del horario dispuesto para estar en la calle. Y tenías que ir porque era una orden. Entonces tú notabas que cuando era una necesidad de ellos el reglamento podía violarse y tu vida no valía tanto. Pero cuando un venezolano te invitaba para compartir un día festivo no podías hacerlo. Nosotros pasamos situaciones que la familia ni siquiera se imagina".
La tajada del Partido
Uno de los miembros de #NoSomosDesertores #SomosCubanosLibres subió al sitio un mensaje que contiene una serie de regulaciones novedosas dispuestas el pasado mes de octubre para los cubanos que se encuentran de misión en Brasil. En el punto dos, sin signo de puntuación alguno, se declara: "Para los peloteros el pago de este mes será antes del día 10 pues quien atiende la pelota en el estado sale de vacaciones necesito ya empiecen a enviar su pago para no tener problemas porque a partir de ahora se hará en el equipo de pelota un análisis cada mes de los compañeros que incurran en atraso del pago o no lo paguen".
El mensaje induce a pensar que la misión médica tiene organizados equipos de pelota para el esparcimiento. No es así.
"Yo fui miembro del Partido (Comunista)", dice Alioski Ramírez. "Tenía que pagar 25 reales mensuales de cotización para el Partido. Los peloteros es la forma de decirle a los miembros del Partido y el equipo de pelota es el núcleo del Partido".
La información la confirma Alberto Sosa: "Yo nunca fui del Partido, pero sé que les llaman peloteros. En Namibia, donde cumplí mi primera misión, también les llamaban así, es una práctica de varios años".
A lo largo de la conversación con cualquiera de estos profesionales, en medio de la prolijidad y franqueza con que detallan sus experiencias, se escucha varias veces una misma frase, "puedes ponerlo así como te lo cuento, ya yo he perdido el miedo".
La desaparición del miedo es la peor noticia que puede recibir el castrismo. Su imperio sobre los cubanos se ha basado en la administración eficiente del temor. Las historias de las pérdidas de estos profesionales, sin embargo, justifican con creces que entre ellas se encuentre el miedo.