Alexander Fidelich Serogin, hijo de la rusa Valentina Udolskaya, sospecha que Fidel Castro, con quien su madre asegura tuvo un romance, podría ser su padre. Por eso se ha puesto en contacto con descendientes del difunto gobernante para que se presten a una prueba de ADN, aunque según recoge una crónica del diario El Mundo, hasta ahora el pedido ha sido infructuoso.
Aunque de momento no hay papeles que refrenden la historia, la publicación señala que sí hay "indicios y coincidencias que retumban".
Valentina era ayudante de cocina en la dacha gubernamental de Zavidovo, a las afueras de Moscú, lugar de reunión de ministros y oasis del esparcimiento de la elite soviética. Allí, en la primavera de 1963 conoció a Castro, cuando este tenía 36 años.
Esos días en aquel retiro momentáneo bebía coñac sentado a la mesa en el jardín, con el abrigo puesto. Cazaba patos y comía carne. Hablaba y reía sin parar, según recuerda la joven prendada de entonces.
Sobre Valentina ejerció una atracción física instantánea: "Tenía una energía especial, entraba en una sala y lo hacía de manera contundente", dice.
El fallecido dictador había volado poco antes en secreto desde La Habana hasta Murmansk, al norte de la URSS. Durante la estancia inspeccionó submarinos, dio la mano a trabajadores, probó la sauna y pronunció discursos interminables a lo largo de un safari rojo de 38 días por todo el país, para finalmente pasar los días más tranquilos en la dacha donde lo conoció Valentina.
"Al ver a Fidel, mi corazón se congeló. Como todas las chicas de la época, estaba enamorada de él en la distancia. Y aquí lo tenía cerca, guapo, joven, una personalidad de talla mundial", dice.
Cuenta Valentina que Castro aprendió a decir en ruso "oh Boshe" (oh Dios) al mirarla de cerca y recuerda que se escondieron en los matorrales y los escoltas miraron para otro lado.
"Dicen que estuvo con muchas mujeres; bueno, es cubano (…) No había amor, en todo caso pasión. Fue imposible resistirse a Castro", señala.
Indicios
Alexander tiene barba morena y ojos oscuros. Es el hijo de Valentina y tiene hoy 53 años. Nació el 14 enero de 1964, nueve meses después de su romance pasional con el gobernante, sostiene El Mundo.
Al poco de quedarse embarazada, Valentina se casó apresuradamente con Vladimir Serogin, descendiente de un famoso piloto ruso. El matrimonio tiene otro hijo.
"Mi hermano es lo opuesto a mí en cuanto a apariencia, es rubio, de ojos claros; nos criaron padres también rubios y de ojos claros, los típicos eslavos... y mis ojos son oscuros y mi pelo es negro, rizado", apunta.
Alexander y sus padres vivieron en Cuba y allí sucedieron cosas que apuntalan sus sospechas.
Cuando los invitaron a La Habana los fueron a buscar "en una especie de limusina, un Cadillac negro", y los alojaron "en una casa situada en primera línea de playa que habían confiscado a una actriz de Hollywood".
"El motivo oficial era que enviaban a trabajar ahí como geólogo a mi padre, pero lo instalaron en otra casa, lejos, en la Isla de la Juventud, y eso fue algo que yo no entendí", opina Alexander.
Para su madre, que hoy vive jubilada en las afueras de Moscú, "se trataba de una decisión tomada en el círculo de Fidel Castro".
'Tu padre es Fidel'
Alexander acudía a la escuela de la embajada soviética en La Habana. Se bañaba cada día en el mar y aprendió a trepar por las palmeras casi antes de hablar en español, un idioma que ya casi ha olvidado. La vida era vibrante en Cuba a los 13 años, describe.
Según recoge El Mundo, un día, camino de clase, un hombre se bajó de un vehículo y lo llamó por su nombre: "Alejandro, ¿tú sabes quién es tu padre?" y respondió "sí, Vladimir". Sin embargo, la persona le dijo: "No. Tu padre es Fidel".
Cuando volvió a casa su madre estaba fregando los platos, y aprovechó para preguntar a bocajarro: "¿Por eso no me parezco a vosotros? ¿Mi padre es Fidel Castro? ¡Dime la verdad!". Su madre se puso pálida y se le cayó un vaso al suelo. Con rigidez soviética, le contestó que no hiciese más preguntas.
Sin embargo, el propio Fidel Castro confirmó muchas teorías en la mente de Alexander. Dice que una mañana de 1981 Castro los visitó sorpresivamente y recuerda que no le dio un abrazo ni le besó, solo le pellizcó el cachete e intentó decirle algo que no pudo entender porque estaba "como paralizado".
Las visitas de su padre —su "padrastro", puntualiza Alexander Fidelich Serogin— siguieron siendo esporádicas, pero tras ese episodio escuchó peleas en casa. "Me di cuenta de que era por Castro".
Alexander solo vio dos veces al comandante en su casa de La Habana, sin embargo Valentina asegura que "Fidel acudía muchas veces cuando Alejandro estaba en la escuela".
"Yo estaba muy afligida por esa doble vida: Vladimir (su esposo) lo sabía todo, sufría como yo y ocasionalmente nos visitaba en la casa de Alamar... estos días eran los más difíciles", recuerda.
"Quiero saber la verdad con seguridad, el apellido Castro es demasiado para llevarlo sin estar seguro", dice Alexander.
Además de los contactos con los que cree sus parientes busca también testigos de cualquiera de los meandros de la historia.
Alexander tiene una esposa rusa y tres hijos, colecciona y vende antigüedades. Es un hombre de inquietudes políticas y amistades en círculos comunistas: "En la URSS empezamos a construir el socialismo, pero no terminamos. Empezamos después el capitalismo, pero tampoco lo culminamos, y ahora tenemos un feudalismo de siervos en Rusia".