"Como ya no existe [la política de] pies secos/pies mojados, no me quedó más remedio que hacer este viaje", cuenta a 14ymedio el cubano Fernando Soria de 51 años varado en el campo de refugiados Camp Principovac, situado en el pueblo de Šiden en Serbia.
Soria intentó irse de la Isla en balsa hacia EEUU en cinco ocasiones, la última el pasado noviembre. Siempre fue repatriado.
Su última opción fue irse a Europa. Hace casi un año viajó a Moscú (a donde los cubanos pueden ir sin necesidad de visa). Después de meses de travesía por el territorio europeo, ahora está varado en un campo de refugiados en Serbia junto sirios, afganos y magrebíes, y junto a una decena de cubanos.
Soria afirma haber estado siempre en "en contra del sistema" e, incluso, haber pertenecido a un movimiento opositor en La Habana. Ahora, dice, busca "la libertad" que no tenía en Cuba.
Asimismo, recuerda que en la Isla "le demolieron la casa donde vivía y le metieron en la cárcel por venta ilícita cuando el cuentapropismo aún no estaba regulado por el Gobierno".
"Llegué a Moscú con 300 dólares en el bolsillo", relata sobre su viaje que prosiguió poco después hacia Montenegro.
"Sin permiso de trabajo en Rusia, sin dinero para pagar una renta, vendí lo poco que tenía y compré un boleto aéreo a Montenegro", cuenta.
Montenegro y Serbia son dos de las rutas más utilizadas por los refugiados sirios y africanos que intentan llegar a territorio de la Unión Europea y se está convirtiendo en una ruta frecuente para cubanos.
A principios de año la OIM (Organización Internacional de las Naciones Unidas para las Migraciones) cifraba el número de cubanos en centros de retención serbios en 168.
El coordinador de la OIM en los Balcanes Occidentales, Peter Van der Auweraert, explicó a Reuters que la ruta de los Balcanes "es atractiva porque los cubanos no necesitan visa para ir a Rusia".
Soria espera, afirma, cruzar la frontera de Croacia y continuar camino.
"Este es un lugar muy peligroso, aquí las bandas rivales se matan entre sí y te desaparecen. Estamos atrapados en el medio de la nada", lamenta sobre su situación en el campo de refugiados.
"Aquí hay gente de todo tipo, que no tiene nada que ver con nosotros y no nos entiende. Algunos de ellos son violentos", agrega.
Otro cubano, Orguield Ocaña Díaz, de 38 años, también está en el mismo campo de Soria y cuenta que ya ha intentado cruzar a territorio croata. Lo intentó la semana pasada junto a otros migrantes, pero "las autoridades fronterizas los golpearon con porras y los devolvieron al lado serbio de la frontera".
"Quieren que tramitemos el asilo desde Serbia, pero eso es un proceso lentísimo que no lleva a ningún lugar. Si pudiéramos llegar a Zagreb [Croacia] nos darían asilo político al ser cubanos", especula.
Jorge C. Montaña, otro emigrante cubano en Montenegro, dice estar desesperado: "en el fin del mundo, sin hablar el idioma y sin familia".
"No nos quieren dejar pasar la frontera porque al final todo esto es un negocio. Los europeos dan dinero para los campamentos de refugiados y mientras más refugiados haya, más dinero pueden tener las autoridades serbias", afirma otro migrante cubano en condición de anonimato.
"Lo único que queremos es que nos dejen llegar a España para continuar con nuestras vidas", añade.
En Serbia, hay cubanos en el campo conocido como Motel Adasevci, en el Centro para Refugiados de Krnjaca y en Sid. Todos se enfrentan a las duras medidas antiinmigración de los países colindantes, así como a las bajas temperaturas.
"Para Cuba no volvemos. No nos arrepentimos. Sabemos que después de todo esto va a venir algo bueno", afirmó en julio el cubano Roberto Luis Beltrán que vive en un campamento de refugiados junto a sus familia y dos menores.
La mayoría de estos migrantes cubanos en Serbia tienen la esperanza de cruzar la frontera a Croacia y entrar en la Unión Europea (UE) para dirigirse a España e, incluso, llegar a EEUU.
Sin embargo, otros, como Raúl y Yatser, se han establecido en Montenegro que les ha dado el estatus de refugiados.