"El hospital de Holguín donde operaron de urgencias a mi hijo era como una zona de guerra", denunció la canadiense Nicole Antinello a CBC News.
Cole Antinello, de siete años, tuvo que ser operado este sábado supuestamente de una apendicitis en un hospital pediátrico en Cuba, después de estar de vacaciones en la Isla desde el pasado 14 de julio.
Sobre la instalación médica, la madre del niño agregó que era "asquerosa", "el agua corría por las paredes, los inodoros se desbordaban e, incluso, estaban construyendo justo al lado de la habitación de mi hijo. Había polvo en todas partes".
Asimismo, la canadiense expresó sus dudas sobre el diagnóstico de los médicos, pues para determinar la apendicitis "no le hicieron a Cole ni un ultrasonido ni una tomografía computarizada, porque esas opciones no estaban disponibles en el hospital".
"Los médicos tocaron su abdomen para medir su nivel de dolor e hicieron un análisis de sangre, que reveló una irregularidad. Luego comenzaron a hablar en español, se dieron la vuelta y me dijeron que tenían que extirparle el apéndice", relató la mujer.
"Vamos a hacer pruebas cuando volvamos a Canadá y si aparece alguna señal de que no fue apendicitis, contactaré con un abogado", agregó en declaraciones a Global News.
Antinello afirmó que hacia el final del viaje, toda la familia había comenzado a experimentar síntomas parecidos a la gripe, pero que su hijo Cole era el que peor se encontraba.
Después de la cirugía, los médicos le dijeron a la familia que el apéndice de Cole no había estallado. Ahora está dado de alta y fuera del hospital.
Según Nicole Antinello, esperan regresar a Canadá a más tardar este viernes.
La mujer, además, explicó que la familia había pagado un seguro de viaje para emergencias médicas a través de Manulife.
"Ahora, estamos esperando el seguro para garantizar el pago de las facturas del hospital antes de que se nos permita salir del país", dijo.
Sobre el pago de la factura médica al hospital cubano ningún medio canadiense precisó la suma. Un portavoz de Manulife dijo que no podía hacer comentarios sobre la situación de los Antinello.
A principios de 2016, una turista canadiense falleció tras pasar por un hospital de la Isla donde "todo estaba oxidado, sin agua ni comida".