Por primera vez los iluminados de Birán parecen reconocer tácitamente un grave error, que repercutió funestamente en las vidas y el prestigio público de dos personalidades del viejo Partido Comunista (PSP). Por supuesto, no piden las debidas disculpas.
Solo los veteranos recordamos al excomandante y viceministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) Joaquín Ordoqui Mesa, prominente cuadro profesional del PSP y representante a la Cámara por ese partido durante los años 40, quien fuera despojado oficial y públicamente de todos sus cargos poco después del juicio al delator de Humboldt 7, Marcos Rodríguez, en el cual este dirigente y su esposa, la también comunista Edith García Buchaca se vieron implicados.
Entonces, se les acusó en el diario Granma de haber colaborado con la CIA. Sin darse más información, se les condenó a los dos al ostracismo, en el cual permanecieron hasta sus respectivas muertes, la de ella acontecida hace dos años, sin que mediara en Cuba ninguna aclaración al respecto.
En España, Miguel Barroso publicó un libro en 2009 titulado Un asunto sensible acerca de los trágicos sucesos de Humboltd 7, donde se hace referencia a una información incluida solo en la primera edición del libro Inside the Company. CIA Diary por el desertor de dicha agencia, Phillip Agee, a propósito del caso Ordoqui, exitosa operación de desinformación, por la cual el jefe de la estación de la CIA en Ciudad México, David A. Phillips, había merecido el premio anual de esa agencia de Inteligencia.
Ahora, en la reciente Feria del Libro de La Habana se ha vendido una edición ampliada del libro del general Fabián Escalante Font El asesinato de Kennedy y la inculpación a Cuba, en cuyas páginas 76 y 77 encuentro detallada información acerca de aquel operativo de la CIA, codificado como Am-Bear, descrita según Escalante Font como "una operación que bien pudiera inscribirse en los anales de la historia de las intrigas mundiales como un ejemplo de perversidad e insidia".
Dicha operación consistió en el envío de varias cartas anónimas a la embajada cubana en México en las que se señalaba que Joaquín Ordoqui Mesa había sido el informante que previno a la CIA del establecimiento de los misiles soviéticos en la Isla.
"La información, muy bien elaborada", escribe Escalante Font, "se apoyaba en dos fuentes a las que David Phillips tuvo acceso: 1) El seguimiento y control operativo ejercido por la CIA y la policía mexicana contra Ordoqui y su esposa Edith García Buchaca, destacada intelectual y dirigente comunista durante su exilio en ese país, y 2) la proveniente de un veterano agente de la CIA de origen guatemalteco, Carlos Manuel Pellicer, exmiembro del Comité Central del Partido Comunista en ese país, quien había frecuentado al matrimonio Ordoqui-García en Praga a finales de los años 50. Por lo tanto, en las cartas elaboradas se ofrecían detalles sobre las opiniones políticas de ellos y además se caracterizaba su actuar durante aquellos años, dando el matiz de veracidad necesario para calzar la calumnia".
Hasta ahí lo escrito por el general Escalante Font. Las autoridades no se han pronunciado al respecto, ni siquiera en ocasión del fallecimiento de Edith García Buchaca. Sería muy bueno que el estelar presentador televisivo Reinaldo Taladrid dedicase una emisión de Pasaje a lo desconocido a vindicar el mancillado prestigio de Ordoqui y García Buchaca.