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Universidad

La politización de la universidad es la negación de su universalidad

Aumentan las expulsiones de estudiantes y catedráticos universitarios en los últimos meses.

La Habana

La palabra universidad, usada hace siglos para identificar a centros de altos estudios diversos, tiene sus orígenes en el latín universitas, que significa universalidad o cualidad de universal, lo cual es la esencia de la universidad moderna: la búsqueda y el encuentro con el conocimiento universal.

De manera que cuando una universidad cualquiera se politiza y excluye a un pensamiento político o ideológico, a una versión científica en cualesquiera de las ciencias, porque sea disidente o diferente, pierde su condición de universalidad, deja de ser por tanto una universidad en el sentido estricto de su intención.

Esto viene pasando con las universidades en Cuba, desde que en los primeros años se empezó a hablar de socialismo, de ése bárbaro, de "cuartel" según Marx, la "futura esclavitud" dijo Martí, originado en Rusia. El estatal-socialismo, que todavía padecemos, especialmente desde aquel discurso famoso ante intelectuales donde se convirtió en política oficial el concepto "dentro de la Revolución todo, fuera de la Revolución nada", que abrió el camino de las exclusiones en la cultura y en toda la vida intelectual y artística del país.

El fenómeno se fue acrecentando hasta llegar a considerarse por la burocracia que "la Universidad es para los revolucionarios", en el discutible concepto de revolucionario que tiene la dictadura, dizque del proletariado, impuesta en la Isla.

Pero no siempre fue así. En la época republicana las universidades en Cuba tuvieron periodos de autonomía que garantizaban su universalidad luego de años de luchas de profesores y estudiantes: 1921, Carlos de la Torre, rector de la Universidad de La Habana, presenta un plan para alcanzar la autonomía universitaria. 1922, se funda la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en Cuba bajo el impulso del Manifiesto de Córdoba de 1918, que promovía la autonomía universitaria con participación estudiantil en su gobierno y al año siguiente demanda la reforma universitaria que buscaba la autonomía universitaria. 1933, luego de forcejeos entre los estudiantes y los gobiernos de turno y después de la caída de Machado, el Gobierno de los Cien Días pone en vigor la autonomía universitaria. 1935, la Universidad es asaltada militarmente y el Gobierno dejó sin efecto la autonomía universitaria. 1939, Federico Laredo Brú, restableció la autonomía universitaria y luego la Constitución de 1940 la incluyó.

En 1952, Batista da un golpe de Estado y deroga la Constitución de 1940 y con ella la autonomía universitaria. 1959, el Gobierno no restablece aquella constitución, ni por tanto la autonomía universitaria. 1962, luego de casi tres años de enfrentamientos con líderes estudiantiles democráticos, el Gobierno crea el Consejo Superior de Universidades, —con profesores, estudiantes y representantes  gubernamentales, algunos viejos comunistas—, el cual presentó un proyecto de reforma universitaria que terminó subordinando las universidades al Estado.

En fin que, sumados los tiempos, tuvimos autonomía universitaria 15 años en la República. Después de 1959 el "Gobierno revolucionario" se ha encargado de que no exista y solo hablamos de autonomía universitaria los opositores demócratas, la disidencia socialista y algunos intelectuales que no quieren romper abiertamente con el oficialismo.

Así quedó expedito el camino a las "depuraciones" en las universidades, cuando se hacían asambleas por aulas donde se analizaban las actitudes de jóvenes que se no compartían las posiciones de la dirección revolucionaria, eran religiosos, tenían vínculos con el régimen pasado y con familiares fuera del país, y eran sometidos a críticas públicas, rectificaban sus actitudes o quedaban "depurados".

Desde entonces la politización de las universidades fue acabando poco a poco con su universalidad. Donde más se puso de manifiesto fue en las Ciencias Sociales, donde la introducción de los esquemas y manuales "marxistas-leninistas", omitieron otros enfoques de la historia, la filosofía y la economía política.

Con la salida del país en los años 60 de casi toda la oposición y las personas afectadas por las leyes económicas estatal-totalitarias, presentadas como revolucionarias y socialistas por el fidelismo, el Gobierno terminó de implantar sus férreo control sobre las universidades y la enseñanza en general.

En los últimos meses, con la ofensiva antidemocrática desatada con la "reflexión" de Fidel Castro El hermano Obama, ha aumentado la represión contra el pensamiento intelectual independiente, como obstrucciones a reuniones de los socialistas democráticos y del Centro de Estudios Convivencia y con expulsiones de profesores y académicos universitarios, siendo los casos más sonados los del jurista Julio Antonio Fernández y del economista  Omar Everleny.

Ahora nos llega la información de que la Universidad de Cienfuegos acaba de expulsar al joven estudiante David Mauri Cardoso, por referirse al extinto Fidel Castro como dictador y autoritario, con motivo de un examen de Español, donde se pedía una interpretación de una canción alegórica a su muerte. Varios medios han abundado en detalles.

La evidencia es clara: las universidades siguen politizadas, sectariamente controladas por quienes se hacen llamar "revolucionarios" en Cuba, en contra de su esencia universal. La lucha por la autonomía universitaria, por la independencia política de las universidades que le permita mantener su universalidad, en la que se vieron empeñados jóvenes comunistas como Julio Antonio Mella, a principio del siglo pasado, sigue siendo una tarea de primer orden para el estudiantado universitario y la academia cubanos.

 

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