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Salud

Parir, una decisión con alto riesgo físico y psicológico para muchas cubanas

Madres se quejan de malos tratos en salones de parto, técnicas con las que están en desacuerdo y las condiciones higiénicas de los hospitales.

La Habana

Parir en Cuba puede ser una decisión de alto riesgo físico y psicológico.

"Yo no sé lo que le pasa a los médicos y las enfermeras de ginecología y obstetricia. Para mí que han perdido la capacidad de ser seres humanos", se queja Magela tras vivir una experiencia traumática durante un examen ginecológico.

"Después de haberme puesto el espéculo y tenerlo abierto, la enfermera se dio cuenta de que le faltaba instrumental y salió a buscarlo. Me dejó 15 minutos en la camilla con las piernas abiertas y el espéculo puesto", cuenta.

A Sonia, luego de practicarle un aborto farmacológico, la trataron con desprecio cuando se hizo las curas que necesitó posteriormente en el hospital Hijas de Galicia.

"Yo tenía cinco meses de embarazo y me indicaron el aborto porque la niña venía con malformaciones en el corazón", explica. "Estaba pasando por el sufrimiento de perder un bebé que quería tener y me trataron como si estuviera abortando por iniciativa propia. Fue horrible. Pasaron años para que me decidiera otra vez a parir", asegura.

Después de pasar por experiencias como estas, muchas mujeres cubanas no se animan a ser madres.

"¡Puta, cállate la boca y puja, que cuando te la metieron tú estabas gozando!", asegura Tamara que escuchó en un salón del González Coro mientras pasaba por su propio trabajo de parto.

"La que estaba pariendo era una adolescente y gritaba por los dolores, mientras la doctora la ofendía", cuenta Tamara. "Lo más raro de todo es que la muchacha, ya después de parir, lo tomaba todo como algo normal, parecía no notar la violencia que padeció".

Jorge, médico general, explica que este tipo de tratamiento grosero y violento es usual desde hace tiempo en los salones de parto cubanos.

"Cuando yo estudiaba, mi primera rotación fue por obstetricia", recuerda. "Salí horrorizado de allí por cosas como esas. Tratan a las pacientes como vacas".

Las mismas palabras fueron usadas por Tamara para describir su experiencia en el salón de partos del González Coro.

"Yo había tenido un embarazo normal y el parto se me estaba presentando sin complicaciones. Aun así la doctora que me atendió en el salón me lo quiso acelerar, y se subió encima de mí para empujarme la barriga sin avisarme ni pedirme permiso", relata.

Como Tamara se negó a que le practicaran ese procedimiento (maniobra de Kristeller), la doctora le dijo: "Esta quiere matar a su bebé. Pues ahí la voy a dejar".

Finalmente, Tamara tuvo que acceder a los procedimientos que la doctora estimó convenientes aunque nunca le explicó por qué los usaba.

Tanto el doctor Jorge como la doctora Norma, médico de la familia, coinciden en que es cierto que algunos médicos no suelen explicar a los pacientes los procesos por los que está pasando y la necesidad de los tratamientos que se usan en ellos.

"Y eso es un error, porque está establecido que hay que conversar todo el proceso con el paciente", asegura Norma.

'Partos naturales, los extra hospitalarios'

En el mundo cada vez son más frecuentes los partos no naturales y las cesáreas programadas a petición de la embarazadas. Sin embargo, no son procedimientos que se consideren ideales. Lo ideal siempre es el parto que no acelere ni obstaculice el proceso natural. En Cuba se acelera constantemente. Así, procedimientos como la maniobra de Kristeller y la episiotomía (incisión en el perineo), que en otros países se indican para casos de necesidad específica, en la Isla se convierten en rutina.

Es difícil encontrar una mujer cubana que haya parido sin episiotomía, aún cuando los partos hayan sido normales y los bebés suficientemente pequeños para no causar desgarramientos. La maniobra de Kristeller ha provocado no pocas rupturas de costillas y otras secuelas a las parturientas.

"Si quieres que eso cambie, díselo al ministro de Salud", invita la doctora Norma. "No es que los médicos cubanos no sepan cómo se procede para que el parto sea natural, no es que no tengan otros recursos menos drásticos para ayudar a salir al bebé. El problema es que están entre la espada y la pared, porque tu ministro quiere que los niños salgan rápido y bien para mantener las estadísticas. Y las madres, pues que aguanten dolor, que eso no las va a matar".

El resultado es que un momento tan importante en la vida de una madre y en la relación con su bebé se convierte muchas veces en una experiencia traumática.

"Partos naturales, los extra hospitalarios", resume la doctora Norma. "La gente que pare en la ambulancia o en el taxi que las está llevando al hospital, y las que paren en los policlínicos. Pero cuidado con eso, porque si una madre prefiere parir en el policlínico, eso le puede costar hasta la licencia para ejercer a su médico de la familia, no importa si el parto fue un éxito", aclara.

El hecho de que los salones de parto cubanos no admitan la presencia de acompañantes, es motivo de crítica para muchas gestantes.

"El apoyo de la pareja o de algún familiar es importantísimo para que la madre sienta más tranquilidad y seguridad a la hora del parto. Eso lo saben en todo el mundo, pero aquí a nadie le importa", opina Tamara.

Gladys, la madre de Tamara piensa que les prohíben la entrada para evitar que vean los procedimientos que utilizan en los salones.

"No quieren que nos enteremos de las barbaridades que hacen", asegura.

En tanto, la doctora Norma describe la relación médico-paciente como "una lucha constante para ver quien sobrevive".

"Es verdad que hay médicos que incumplen normas y realizan procedimientos que no están completamente justificados, pero también hay pacientes que critican hasta lo que es más conveniente para el bienestar de la madre y su hijo. Los sacan del salón porque los médicos tratan de cuidarse las espaldas a toda costa", dice.

"También hay mucha gente que no sabe comportarse dentro del salón y se convierte en un estorbo para la paciente, más que una ayuda. Hay mucho desconocimiento de lo que puede presentarse durante un parto", añade.

Cambiar la mentalidad de médicos y pacientes

La falta de preparación de gestantes y familiares podría remediarse con una consulta de psicoprofilaxis durante el embarazo, pero las consultas de este tipo se han visto limitadas en número durante muchos años.

"Cuando uno está interesado y pregunta, la única que encuentras es la consulta de Maternidad Obrera, con la doctora Verónica", explica Tamara. "Yo fui hasta allá, pero hay que llegar el lunes a primera hora, porque son solo diez capacidades por orden de llegada. El curso dura una semana y nada más que aceptan embarazadas entre las 29 y las 36 semanas de gestación. Si pierdes ese tren, te quedaste sin psicoprofilaxis".

Según la doctora Norma, en los últimos seis meses se han estado habilitando consultas municipales y le corresponde al médico de la familia indicar los turnos para acceder a ellas.

"Pero no te pienses que a todas las embarazadas le interesa. Muchas se quejan de tener que ir a una consulta más y hacer otra cola, y simplemente no van".

Por todos estos motivos, Norma comparte la opinión del doctor Jorge cuando dice: "Este tema lleva un cambio completos en las mentalidades de todo el mundo, médicos y pacientes. Lleva una educación previa y también que la gente deje de mirar para la medicina llamada occidental y, sobre todo, la medicina norteamericana. La mayoría de la gente considera como 'atraso' la forma en que paren las indígenas de México o Guatemala, pero nadie se detiene a pensar que llevan un montón de tiempo pariendo sin tanta parafernalia de hospital. Tendríamos que aplicar todo el conocimiento acumulado por ellas a nuestras prácticas".

Cucarachas, bebés y recién paridas

Luego del parto, ya ubicadas en la sala de neonatología, las recién paridas continúan su odisea.

"Lo peor es el churre que hay en las salas", opina Sonia. "En Maternidad de Línea había hasta cucarachas caminado de aquí para allá".

Para que Sonia pudiera utilizar la ducha, su padre tuvo que limpiarla primero.

"Olvídate del personal de limpieza", dice. "Si mi papá no limpia el baño a la hora de la visita, se hubiera quedado lleno de churre todo el tiempo".

En el caso de Tamara, fue su madre quien limpió todo.

"Compré gel de manos y le pasé a las paredes del cuarto", cuenta. "El cloro es mejor desinfectante, pero la otra muchacha que estaba recién parida allí era alérgica, así que tuve que optar por el gel de alcohol. No te cuento la suciedad que salió".

Otra queja frecuente es la desatención por parte de las enfermeras.

"A mí me vinieron a curar después de las 48 horas", asegura Tamara.

Para que curaran a Sonia, su padre tuvo que ir a buscar a la enfermera, quien acudió de mala gana.

"Dice mi papá que estaban todas en su cuartico viendo la novela y no querían hacerle caso. Tuvo que insistir", recuerda ella.

Muchas mujeres piensan que, además de los motivos económicos, todas estas situaciones están influyendo en que las cubanas no quieran parir más.

Tamara y Sonia no piensan tener más hijos. Magela, quien todavía no ha tenido el primero, no piensa parir en Cuba. Camila, joven de 21 años, amiga de Sonia, confiesa:

"Con los cuentos de Sonia y de otras amigas se me han quitado las ganas. La verdad es que me aterra. Pienso terminar mi carrera y trabajar mucho, pero formar una familia depende de si puedo salir del país. Mientras viva en Cuba, no voy a tener hijos".

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