La implementación de la agricultura urbana se puso en práctica en Cuba a partir de la última década del pasado siglo, como parte de la estrategia del Gobierno para aplacar las embestidas de la crisis económica en el país, conocida como Periodo Especial.
La dirección del país se vio obligada a emplear solares yermos de las ciudades en la fabricación de huertos, conocidos popularmente por organopónicos, para que la población urbana tuviese más acceso a verduras y vegetales frescos y con precios asequibles.
En entrevista con DIARIO DE CUBA el director del organopónico El Coliflor, ubicado en el barrio San Justo, al este de la ciudad Guantánamo, aseguró que el objetivo principal del huerto es ofrecer a la comunidad una variedad de alimentos de primera mano además de abastecer a los Círculos Infantiles Conductores y Sobrinos del Tío Ho, así como al Hogar Materno.
No obstante, obreros de uno de los canteros situados en el Reparto Caribe, Jardín del Caribe, coinciden en que la meta principal para la cual fue creado ese sitio no se cumple, pues sus producciones no sufragan la demanda de ese distrito.
Una maestra del Circulo Infantil Los Camilitos, ubicado en calle 16 Norte entre San Gregorio y Santa Rita, al ser encuestada sobre el tema de la distribución de vegetales y verduras proveniente de los huertos de agricultura urbana, expresó que ese asunto no le concernía porque ella no era trabajadora de la cocina.
Sin embargo, al preguntársele sobre los condimentos con los que se elabora la comida de los infantes (aparte de los vegetales frescos), contestó.
"Si los organopónicos reparten esos productos aquí, alguien más se estará beneficiando de ellos, porque la comida generalmente no tiene buen aspecto y esos vegetales que me mencionas, son muy escasos en el menú diario", dijo la mujer que no reveló su nombre por temor a perder su empleo.
En busca de opiniones que pudieran corroborar lo expuesto por la maestra, una madre de un niño de tercer año en ese centro educativo, la cual quiso mantenerse en el anonimato también, afirmó que la dieta de los niños, no solo allí, sino en todas las escuelas es pésima por su elaboración casi sin sabor y la carencia de vegetales.
Por su parte, guantanameros encuestados en las calles reflejan su insatisfacción respecto al funcionamiento de los organopónicos.
"Agradecemos la iniciativa gubernamental de crear los huertos aquí en la ciudad, pero actualmente no funcionan como en sus inicios. Ya casi no producen y lo poco que se cosecha es para abastecer, además de las propias necesidades de los trabajadores y a revendedores, a los círculos infantiles y hogares maternos y de ancianos", expusieron.
Según datos publicados por el Instituto de Investigaciones Fundamentales en Agricultura Tropical, en Cuba existen actualmente más de 33.000 fincas dedicadas a la agricultura urbana y suburbana. Además, alrededor de 40.000 personas laboran en proyectos de agricultura urbana en un área de 33.500 hectáreas, las cuales están divididas en 145.000 parcelas, 385.000 patios, 6.400 huertos intensivos y 4.000 organopónicos.
"El acaparamiento de los productos por parte de personas dedicadas al trabajo en el sector privado, para venderlos a precios muy por encima de los costos de producción actual de la agricultura cubana, es la principal causa de que la mayoría de la población no tenga acceso a las hortalizas que se producen en estos huertos estatales", señalan la mayoría de los entrevistados
Respecto al tema de los trabajadores por cuenta propia, todos comparten la misma inquietud.
"Por qué el Estado no toma cartas en el asunto y establece un mercado mayorista para que los vendedores de productos agrícolas compren allí sus mercancías a un precio asequible y así no se dediquen al acaparamiento de lo cosechado en los organopónicos".
Creen que esa sería una medida eficiente, pero además defienden que designen recursos como productos bioquímicos y equipos agrícolas.
"Que nos paguen por lo que seamos capaces de producir y nos den condiciones como botas, ropas de trabajo y otras cosas que garanticen un mejor desempeño y con ello, una producción abundante y de calidad que a su vez obligue a los órganos de dirección, a la rebaja en los precios de las hortalizas", sentenciaron.