"Sin azúcar no hay país", decía una popular frase en tiempos de la república normal cubana. Algunos pensábamos que era una exageración, pero Fidel Castro mostró que era cierto: hoy en la Isla no hay azúcar, y tampoco hay país, económicamente hablando.
Como era de esperar, la producción azucarera cubana en la zafra recién terminada no llegó a los 1,6 millones de toneladas métricas (tm). Quedó 300.000 tm por debajo de la cifra de 2015, y fue tres veces inferior a los 5,1 millones que la Isla produjo hace 91 años, en 1925.
Y ello ocurre en el peor momento, cuando la cúpula dictatorial está nerviosa por las consecuencias imprevisibles que puede tener para la estabilidad política el nuevo "Periodo Especial" que ya está empezando a golpear a los cubanos de a pie.
La causa básica del agravamiento de la crisis no es económica, sino política: la negativa patológica de los hermanos Castro a liberar las fuerzas productivas y abrir la economía nacional. El panorama lo empeoran la reducción hace meses de las entregas de petróleo a la isla de 100,000 a 53,000 barriles diarios, según informó el 8 de julio la agencia Reuters desde La Habana; la pérdida de ingresos recibidos por la reexportación del petróleo obsequiado por Caracas, el descenso de los precios del níquel, y la pobre zafra azucarera.
De haberse producido los dos millones de tm previstos, suponiendo un consumo nacional de unas 700.000 tm, Cuba habría podido exportar 1,3 millones, por valor de unos 600 millones de dólares, 200 millones más de lo que seguramente va a recibir.
No vale la pena detenerse en los pretextos del grupo empresarial AZCUBA (estatal) para justificar el fracaso, que culpa a las inclemencias del clima. O sea, la sequía cuando las cañas deben crecer, o las lluvias antes de terminar la cosecha, son un ensañamiento de Satanás contra Cuba, y no afecta a los demás productores de azúcar de caña del planeta. Por favor…
Las verdaderas razones fueron las deficiencias operacionales en la industria y los campos de caña, ausentismo, problemas con el transporte, negligencia y apatía laboral generalizada, bajos rendimientos cañeros e industriales, etc. Y todas vienen en el ADN del sistema comunista. No tienen remedio.
En el caso de Cuba, la incapacidad socialista para producir cualquier cosa fue empeorada personalmente por Fidel Castro, un psicópata que, cual Iván el Terrible o Enrique VIII, dirigió el país a base de puñetazos en la mesa, caprichos personales e ideas fijas desconectadas de la realidad.
"Masacre" industrial
A principios de la presente centuria ese "iluminado" comandante sentenció: "El azúcar es la ruina de Cuba", y calificó de "disparate" a la actividad azucarera. Ordenó el desmantelamiento de 100 de las 156 fábricas de azúcar de la Isla, y los cañaverales se redujeron de dos millones de hectáreas a menos de 700.000. Y lo hizo cuando el precio internacional del azúcar comenzaba a subir, al punto de que en 2010 alcanzó 31 centavos la libra, el más alto en 32 años.
Cuba fue la azucarera del mundo durante más de 160 años, desde la revolución en Haití a fines del siglo XVIII. En los años 50 del siglo XX, la Isla exportaba la mitad de toda el azúcar que se comerciaba en el mundo y producía entre 5,3 y 7,1 millones tm en 161 ingenios. Pero llegó Castro y, asesorado por el "Che" Guevara, a fines de 1960 estatizó la industria azucarera. En solo dos años la producción se derrumbó de 6,8 millones tm a 3,8 millones tm.
Ahora la baja producción de azúcar de 2016 igualmente se produce cuando el precio del azúcar en el mercado mundial ha subido a su mayor nivel en los últimos cuatro años. El 5 de julio se colocó a 20,8 centavos la libra en el mercado de New York, y se ha mantenido desde entonces entre 19 y 21 centavos.
La Organización Internacional del Azúcar (OIA) prevé para el resto del año un déficit de azúcar de 6,7 millones tm. Es decir, no habrá azúcar suficiente para cubrir la demanda global. No se vislumbra un descenso de los precios a corto plazo. Y cualquier precio superior a los 20 centavos la libra supera los costos de producción y da ganancia, según los expertos.
Si Fidel no hubiese destruido la industria azucarera y Cuba hubiese producido 6 millones de toneladas, restamos el consumo doméstico y la Isla habría podido exportar 5,3 millones de toneladas, por valor de 2.332 millones de dólares, una cifra muy superior a los ingresos reportados por el turismo en 2015, y seis veces mayor que la cifra que probablemente logrará con la exportación de azúcar este año.
Y hay más. De haber dedicado la Isla un millón de hectáreas de caña, de los dos millones que había a principios de siglo, a producir etanol, con un rendimiento parecido al de Brasil de 7.500 litros por hectárea se habrían podido producir 7.500 millones de litros de ese biocombustible, que exportados a 0,95 dólares habrían reportado 7.125 millones de dólares, el triple de los ingresos por el turismo.
Brasil, el mayor productor mundial de azúcar (31,6 millones tm en 2015) ya dedica la mitad de la caña a producir etanol. Pero en 2004 Castro I calificó de monstruosidad producir etanol en vez de azúcar y nadie se atreve a hablar de eso.
También Cuba podría tener una vasta industria de derivados de la caña para producir y exportar papel, madera de bagazo para la construcción y muebles, electricidad, fertilizantes, medicamentos. Obtendría miles de millones de dólares adicionales.
Los peores rendimientos del continente
Nada de eso es posible con los hermanos Castro y su Junta Militar, aferrados a un modelo socioeconómico inviable. Las cifras son elocuentes: desde 1967 los rendimientos cubanos de caña por hectárea son los más bajos de las Américas. Luego de 1960 jamás los cañaverales cubanos han llegado siquiera a las 69-72 toneladas de caña del promedio mundial. Según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), desde 2002 el promedio cubano ha oscilado entre 24 y 41 toneladas por hectárea.
En cambio, Perú, Guatemala y Colombia obtienen entre 93 y 120 toneladas de caña por hectárea; Brasil entre 80 y 90; El Salvador, 82; Honduras, 70; México 75-85 toneladas y en Puebla alcanzan hasta 125 toneladas. Antes de 1959 ninguna nación latinoamericana superaba a Cuba en rendimientos cañeros.
El régimen reconoce que la eficiencia en las fábricas azucareras es de un 10% (obtención de azúcar por cada 100 partes de caña verde), cuando el promedio cubano desde los años 30 hasta 1960 nunca bajaba de 12%, y en 1940 constituyó un récord mundial con 13,17%, algo nunca visto, pues el contenido de sacarosa de la caña oscila entre 10% y 14% según la ciencia botánica.
Lo más nefasto aquí es que el general Castro es el mayor fanático del "genio" de Castro I y se niega soberbiamente a realizar los cambios que la nación demanda desesperadamente. Y la crisis económica, esta vez terminal, se agrava cada vez más. El desgaste de la nación y el desprestigio de los dinosaurios de la Junta Militar son mayores que nunca.
La zafra cubana, sin castrismo, pudo haber sido de 7 millones tm. Ese fue el tonelaje de azúcar logrado por las fábricas de cuatro hermanos cubanos, los Fanjul, en EEUU y República Dominicana. Pero no, en Cuba se necesita más que nunca exportar azúcar para importar de todo, y se produce menos. Maravillas del socialismo.