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Negocios

Amarillo: El primer hostal 'gay friendly' de Santa Clara que administra una joven cuentapropista

Se promociona en Airbnb y otros sitios como un lugar con servicios únicos al extranjero que 'no excluye a nadie'.

Santa Clara

Dentro de los pequeños negocios privados que han surgido en la Isla últimamente, uno de los más rentables o extendidos entre cuentapropistas es el alquiler de habitaciones a extranjeros, ante el auge del turismo hacia la Isla y la incapacidad del Gobierno de satisfacer de forma plena la alta demanda en este sentido.

En Santa Clara una joven lleva adelante junto a otros emprendedores una modalidad diferente dentro del sector, enfocado al turismo gay.

Ella es hiperactiva en extremo. Conversa y actúa con rapidez, como una metralleta. En el preuniversitario de Ciencias Exactas la tildaron de indisciplinada, de intranquila y contestataria. No obstante, a pesar de sus profesores finalmente lo terminó, describe un artículo que publica El Toque.

Saily González comenzó a estudiar Filología en la Universidad Central y en el primer día del segundo curso, lo interrumpió. Volvió a la Universidad y casi terminando el quinto año de la licenciatura, pidió una licencia y volvió a abandonar la carrera.

De acuerdo con el medio independiente, González se ha dedicado con 25 años a co-administrar el "resort Amarillo, bed and breakfast", el primer alojamiento "gay friendly" de la ciudad de Santa Clara.

Amarillo por el color que predomina en la casa. "Según dicen, es el que más se ve en la distancia. Sapinguerías mías", explica.

A ella, y al amigo fotógrafo con quien lleva el negocio, le desagrada el término "hostal", como a tantos de los clientes extranjeros que la visitan, asegura. No obstante, lo usa.

"Lo hemos declarado por razones comerciales como 'gay friendly hostel'. Estamos listos para ofrecer un espacio de 'sana vida gay' en Santa Clara", se explaya.

"Una habitación te da pérdida, dos te dan para vivir, y tres para invertir y ganar. Por eso pedimos crédito en el banco, remodelamos y construimos nuevos cuartos para albergar a más turistas", explica.

De ahí a estar en Airbnb y cuanto servicio de publicidad de alojamientos turísticos exista, y a posicionarse como un lugar con servicios únicos en el mercado.

"Estuve en Mi cayito, en La Habana, y tomé muchas ideas de ahí. Me percaté de que la vida gay de Santa Clara no tiene nada que ver con la del mundo entero. Nadie se da cuenta de eso. Mi plan es financiar un blog cultural para mostrarles a las personas lo que es en realidad esta ciudad, más allá de lo que las guías sugieren. Es una forma de explotarla".

"El turismo gay me fascina. Son maravillosos clientes y buscan otras cosas. Ellos son mis mejores experiencias en esta casa. Hasta ahora no conozco que exista este tipo de negocios aquí (en Santa Clara)", señala.

A pesar de los prejuicios (hay quien desdeña de esta idea de Sayli) la joven casi filóloga se sabe dueña de un nicho en la demanda de visitantes.

"Así es la competencia, y mi mente es muy abierta, va más allá de lo que puedan pensar los demás, aunque este no va a ser nunca un lugar excluyente, debo aclarar".

"Estoy clara de que no tengo una casa colonial ni una familia, detalles que buscan muchos visitantes. El turista gay, sin embargo, viene buscando una estética diferente. Me he dado cuenta de que soy buena para darles lo que ellos quieren encontrar. Si deseas ser exitoso, tienes que buscar una brecha en un campo determinado en el que exista un bache y aprovecharlo", concluye.

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