Una inspección estatal al parque de tractores existentes en Cuba comenzará a partir de hoy. El director general del gubernamental Centro Nacional de Control de la Tierra y Tractores (CNCT), Eddy Soca Baldoquín, declaró a medios oficiales que "la convocatoria más apremiante del Centro se enfoca en la actualización técnica y registral de tractores y cosechadoras autopropulsadas, prevista del 1 al 30 de abril".
Salvo los tractores y cosechadoras empleados en la vigente zafra azucarera, que serán inspeccionados en los campos donde laboran para no interrumpir la faena, el resto de la maquinaria agrícola de Cuba deberá pasar por las oficinas registrales de todos los municipios del país.
Se inspeccionará el estado técnico y la documentación legal de cada equipo. Los tractores o cosechadoras declarados inactivos, se registrarán como tal donde permanezcan aparcados debido a sus insuficiencias mecánicas, dijeron fuentes oficiales.
Según el director del CNCT, en el censo de 2015 en Cuba fueron registrados 62.668 tractores, esto es, 225 menos que en 2014 y 1.739 menos que en 2013.
Con respecto a 1989, cuando la cifra de tractores era de 76.800 (según Armando Nova González, La agricultura en Cuba, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2006), la cifra de tractores rodando en la Isla disminuyó en unos 13.332 equipos, algo así como 512 tractores menos anualmente en los últimos 26 años.
Vistas las cifras así, parecería que según pasan los años Cuba se queda sin tractores, y de ahí su improductividad agrícola y el insuficiente abasto de productos agropecuarios en los mercados, pero tal vez, valga la pena establecer una hipótesis antes de concluir con razonamientos apresurados:
Acaso… ¿no será que durante más de 50 años Cuba poseyó un parque de tractores sobredimensionado, con mala administración y de ahí su pésimo empleo?
Según Nova González en la obra citada, cuando en 1989 Cuba contó con más de 76.000 tractores, el promedio de trabajo por equipo fue de solo 4,7 horas por día de labor. Pero no conformes con la ociosidad por jornada de trabajo, encomendémonos a la relación tractor-habitante.
Entre 1935 y 1958 Cuba importó 25.847 tractores, según datos del Ministerio de Hacienda. Cerrando la cifra de población en 6 millones, la relación tractor-habitante correspondería a un tractor por cada 232 cubanos.
Cifras del censo de 1946 dicen que Cuba ya se autoabastecía al 100% con su cosecha de frijoles negros y al 50% con la producción nacional de frijoles colorados. Para 1959 Cuba ya venía produciendo unas 60.000 toneladas de frijoles anuales; pero ya en los años 70, con más tractores de los que nunca poseyó en su historia, la producción cubana de frijoles descendió al rango de las 8.000 toneladas anuales, mientras las importaciones crecieron en el orden de las 100.000 toneladas por año.
Solo un ejemplo de actualidad: la provincia Las Tunas posee una población de 532.645 habitantes y un parque de maquinaria agrícola, según el censo de 2015, de 3.265 tractores. Esto es en números redondos, un tractor o cosechadora autopropulsada por cada 163 habitantes. Pero según fuentes oficiales, en Las Tunas hay 26.940 hectáreas de terrenos baldíos, y de ellos, el 30% infectado de marabú.
Luego de en 2014 haber viajado durante seis meses por 33 estados de EEUU, este corresponsal puede afirmar que en Cuba hay más tractores circulando por zonas urbanas, que todos los vistos alejados de la tierra arable estadounidense, que solo son los de exhibición.
"El problema de la maquinaria agrícola de Cuba no radica en que sea anticuada y esté carente de piezas de repuesto, que sin dudas carece de recambios y es vieja, pero rueda", dijo un ingeniero agrónomo entrevistado para este reportaje.
"No importa cuán viejo sea un tractor si está en un estado técnico, sino bueno, al menos razonablemente óptimo para que cumpla su cometido: arar, gradar, nivelar, surcar, sembrar, cultivar, cosechar, molinar… Pero este es el problema de Cuba: demasiados tractores fuera del campo porque faltan camiones y automóviles en las carreteras, y entonces ellos hacen trabajo de transporte."
Y continúa: "La pregunta no es cuántos tractores tenemos, sino cuántos implementos agrícolas tenemos por tractor y cuántos tractores técnicamente aptos, emplean herramientas de labranza. Lo demás poco importa: un tractor se fabrica para hacer producir la tierra, y de nada sirve saber cuántos tractores tiene un país si su gente carece de incentivos para emplearlos según fueron diseñados, o por necesidad los saca del campo y los pone en la carretera".