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Sociedad

La 'magnitud' real de la violencia de género en Cuba es desconocida, admiten investigadores

'Las estadísticas existentes resultan fragmentadas' y no hay 'estudios sistemáticos de alcance nacional', señala.

La Habana

Una encuesta nacional realizada en 9.958 hogares de la Isla en 2014 constituyó "un primer acercamiento" al fenómeno de la violencia de género en el ámbito doméstico cubano, reconoce el diario oficial Granma.

Los encargados del sondeo admitieron que las estadísticas existentes en Cuba "resultan fragmentadas, y la ausencia de estudios sistemáticos de alcance nacional han impedido tener una magnitud de este fenómeno".

El informe final de la Encuesta de Indicadores Múltiples por Conglomerados (MICS), Cuba 2014, destacó "los logros alcanzados por la sociedad cubana en el adelanto de la mujer", asoció las manifestaciones de la violencia de género al machismo y limitó su análisis al entorno doméstico.

El reporte de Granma no mencionó la responsabilidad del Gobierno en la extensión y silenciamiento del problema.

La Constitución cubana, en su artículo 41 establece la igualdad de todos los ciudadanos. En el 42 y el 44 prohíbe cualquier tipo de discriminación y estipula que todos los ciudadanos tienen iguales derechos, pero el Código Penal no hace referencia específica sobre la violencia doméstica.

Las personas participantes en el sondeo (mujeres y hombres de 15 a 49 años, no se ofreció una cifra global), fueron cuestionadas sobre "si justificaban que los esposos o parejas golpearan a sus esposas o parejas en diversas situaciones como serle infiel, descuidar a los niños, discutir con él, no sentirse atendido, llegar tarde sin avisar o no querer tener sexo".

"El propósito de esta pregunta era identificar la justificación social de la violencia, en contextos sociales en los que las mujeres tienen un estatus inferior, como acción disciplinaria cuando la mujer no cumple ciertos roles de género esperados", apuntó la investigación.

El 4% de las mujeres y el 7% de los hombres consultados consideró justificado que el esposo o pareja golpeara a la mujer en alguna de las situaciones expuestas. Una de cada 100 mujeres justificó los maltratos ante negativas a tener sexo, y dos de cada 100 si el esposo no se sentía atendido.

Los hombres pusieron como razón para golpear, más que las mujeres, el descuidar a los hijos (2% frente al 1%).

La infidelidad fue la razón que los hombres consideraron más "justificada" para golpear a su esposa o pareja (6% contra el 2% en las mujeres).

Según el MICS, la justificación para la violencia, en cualquiera de las situaciones planteadas, fue más común entre las mujeres del Oriente del país, en el área rural, y en hombres y mujeres que tienen menor nivel educacional.

El grupo de edad entre 30 y 34 años, en las mujeres, y de 35 a 39, en los hombres, mostró el mayor porcentaje de justificación para cualquiera de las situaciones expuestas.

El artículo de Granma no mencionó cifras actuales oficiales de violencia de género y doméstica, ni de ninguna otra manifestación del fenómeno.

El diario del Partido Comunista dijo que en "una primera aproximación más sistematizada a este fenómeno en Cuba, y con el objetivo de tener alguna medida de cuán distante pudiera estar la justificación social de la violencia contra la mujer y la práctica cotidiana, en el cuestionario cubano de MICS se agregó una pregunta acerca del conocimiento del entrevistado o la entrevistada sobre alguna mujer que hubiese sido golpeada por el esposo/pareja".

Según los resultados, el 27% de las entrevistadas refirió conocer mujeres en esa situación, frente al 36% de los entrevistados.

Recientemente, la abogada independiente Laritza Diversent, del Centro de Información Legal Cubalex, declaró a DIARIO DE CUBA que las leyes cubanas, en lugar de penar los casos de violencia contra la mujer, los fomentan. 

"Cuba no ha reconocido la violencia de género como algo que atenta contra la igualdad y los Derechos Humanos", explicó. "Siguen considerándolo un problema privado".

"Cuando una mujer denuncia violencia doméstica, lo común es que la Policía considere que es la palabra de uno contra la del otro y desestime el caso. No es raro que se le imponga una multa a los dos por escándalo público, aunque la mujer sea la agredida", dijo Diversent.

Los encargados de hacer valer los derechos y proteger a las mujeres maltratadas son muchas veces maltratadores ellos mismos.

Diversent se refirió al alto grado de violencia contra la mujer entre los militares, que son los que tienen el poder en el país. "¿Qué se puede esperar de instituciones que no tienen reparos en golpear salvajemente y en público a mujeres como las Damas de Blanco?", se cuestionó.

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