Se acerca la visita del presidente estadounidense, Barack Obama, y centros sociales de La Habana comienzan a prepararse para la recogida de mendigos que el Gobierno suele hacer cada vez que llega a la Isla algún personaje relevante.
En coyunturas de ese tipo "el personal no da abasto", confirma el Centro de Atención Social Provincial.
Para evitar utilizar la palabra "mendigos" el Gobierno y la prensa oficial los llaman "deambulantes".
En Cuba la mendicidad no es un delito, pero la presencia de estas personas en las calles contradice el discurso oficial de que en la Isla "nadie queda desamparado".
Las recogidas son realizadas en coordinación con la Policía.
"El procedimiento es sencillo", explica una funcionaria del Consejo Popular de Calabazar. "La Policía los recoge, los lleva para la estación y allí los identifica si no llevan documentos encima. Después los lleva al Centro Provincial y de allí no salen hasta que algún familiar se haga responsable del deambulante o se decida cuál será su destino".
En el Centro de Atención Social, también conocido por los vecinos como "el albergue de los mendigantes", son bañados y clasificados en enfermos mentales o delincuentes, entre otras categorías. Si no se puede localizar a los familiares, son enviados a centros penitenciarios o a hospitales siquiátricos.
Además los vitaminan, les brindan seis comidas al día y seis cajas de cigarros los martes.
"Esto aquí se puso en candela cuando el papa" Francisco, comenta una trabajadora del centro, "y ahora va por el mismo estilo".
Cuenta que, el 23 de febrero, "la guagua que hace la recogida en Centro Habana llegó con 28 personas".
El recinto cuenta con seis salas en forma de naves prefabricadas, está rodeado de altos muros, no tiene cartel que identifique sus funciones y está extremadamente alejado de la ciudad.
"Los ómnibus que llevan a los deambulantes de Centro Habana y Habana Vieja, entran al centro sobre la 1:30 y las 2:00 de la tarde. Los del Vedado deben entrar de 1:00 a 2:00 de la mañana", asegura otro trabajador.
"Al fondo tenemos unos tanques para quemar las latas, los papeles y la basura que traen con ellos. Nadie se atreve a quitárselos en medio de la calle porque se ponen agresivos. Se hace tremendo trabajo, pero como mismo te digo eso, también te digo que se han dado casos en que los policías o los trabajadores sociales que los recogen en la calle les roban el dinero que pueden traer en los bolsillos", agrega.
La funcionaria del Consejo Popular de Calabazar asegura que ha tenido más de una diferencia con la Policía porque "para no hacer su trabajo, los botan para la calle en cuanto tienen una oportunidad".
Patricia Martínez tiene un tío perdido desde hace una semana y supuso que habría caído en una de las "recogidas" callejeras. Ella visitó el centro provincial buscando a su familiar.
"Lejos es poco, hay que llegar a las Guásimas y, cruzando las seis vías, atravesar por un camino lleno de matorrales", relata.
"Cuando llegué encontré gente muy dedicada que trabaja las 24 horas", reconoce. "Me trataron muy bien, la verdad, pero mi tío no estaba allí. El jefe de la sala de clasificación me dijo que buscara en las estaciones de Policía, porque a veces los retienen en los calabozos".
Martínez no pudo hablar con ninguno de los trabajadores sociales porque "habían salido". Después intentó llamar, como le indicaron, para ver si había nuevas noticias, pero los teléfonos daban fuera de servicio.
Dice que no entiende por qué personas como su tío acaban en ocasiones en calabozos.
Antonio, vecino de las Guásimas, dice que estuvo trabajando durante seis meses en el lugar y que la historia tiene otras aristas.
"Eso es una prisión", opina. "No pueden salir ni los que parecen cuerdos si no es con la autorización de la dirección o del doctor. Es una sola enfermera y una sola doctora para toda esa gente, y allí entra de todo. Hay delincuentes peligrosos con gente indefensa que realmente tiene problemas", argumenta.
En el centro aseguran que es el único lugar que se dedica a la acogida de mendigos, pero Patricia Martínez, el Hospital Psiquiátrico de la Habana y otras fuentes aseguran que al menos existen dos sitios más: La Lima, en el Cotorro y, cerca del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), en La Lisa, un lugar llamado La Mariposa.