"Tal parece que los ministros en La Habana desconocen las reglas mínimas de dirección y que sus asesores se la pasan durmiendo", dice un jurista."Pero la ignorancia de las leyes no excusa su cumplimiento".
Tiene ante sí la edición extraordinaria de la Gaceta Oficial de la República de Cuba del jueves 26 de junio de 2014.
"La empresa Cleber LLC es la primera firma estadounidense establecida en Cuba en más de medio siglo y ya comenzaron metiendo la pata. Aquí y allá", dice.
"Washington y La Habana dieron luz verde a la fabricación de Oggún violando leyes vigentes en Cuba. Y Oggún es el tractor que específicamente Cleber LLC ha diseñado para los agricultores independientes cubanos. ¡Querrán matarlos!"
Según él, el conductor de Oggún puede ser azotado por las ramas de los árboles. Arbustos espinosos son los que sobran en Cuba. O puede morir aplastado en caso de accidentes: en Cuba la gente utiliza los tractores como camionetas y automóviles. El mismo Fidel Castro lo ha reconocido.
Exigir antecedentes que avalan el conocimiento y pericia en la actividad que se propone desempeñar la parte extranjera es un requisito de la Ley de Inversión que debió exigir la parte cubana, considera. Pero no fueron exigidos.
"Los propietarios de la firma Cleber LLC, Horace Clemmons y Saul Berenthal son informáticos", reconoce. "¿Qué conocimientos y pericia tienen en la fabricación de tractores? Según Berenthal, a Clemmons se le ocurrió la idea de construir un tractor, y recurrió a un modelo Allis Chalmers de los años 40 del siglo pasado."
"El ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, preside la Comisión de Evaluación de Negocios. ¿Qué evaluación hizo esa comisión sobre el tractor Oggún, de Cleber LLC?", se pregunta.
"¿Utilizaría Malmierca el 'Reglamento de Seguridad de la Maquinaria Agrícola' como papel higiénico? Muy jodidos estamos si a ese nivel no respetan el Código del Trabajo", concluye.
Ignorado el Código del Trabajo
El 16 de junio de 2014, el ministro de Agricultura Gustavo Rodríguez Rollero emitió la Resolución 299, contentiva del Reglamento sobre "requisitos de seguridad y salud en el trabajo relacionado con el uso de tractores", que forma parte de la Ley 116, Código del Trabajo, que en su artículo 3 expresa: "La entidad autorizada para la importación, fabricación y montaje de la maquinaria agrícola garantiza que esta cumpla lo establecido en las Normas Técnicas Nacionales de Seguridad y Salud y además posea la tarea técnica certificada por el Instituto de Ingeniería Agrícola del Ministerio de la Agricultura".
Si la parte estadounidense posee tal certificación, la parte cubana fue somera al emitirla. Cleber LLC dice que ideó el tractor Oggún pensando en el campesino cubano, pero sus intenciones no son congruentes ni con el sol de Cuba ni con la legislación que protege al tractorista cubano.
La citada resolución del ministro de Agricultura, en su artículo 11, apartados 2, 3 y 6 expresa: "La explotación de los tractores está sujeta a los requisitos de seguridad laboral: los tractores y equipos se dotan de una cabina o armazón de seguridad suficientemente fuerte y sólidamente fijada; la cabina o la armazón debe ser espaciosa, de modo que el operador tenga amplia libertad de movimiento al conducir; la cabina o la armazón debe contar con botiquín, recipiente para el agua potable y como mínimo un espejo retrovisor".
Pero Cleber LLC ahorró materia prima. Diseñó su tractor Oggún sin "cabina o armazón de seguridad suficientemente fuerte y sólidamente fijada" y, por supuesto, ¿cómo fijar botiquín, recipiente para agua o espejo retrovisor en una cabina o armazón protectora inexistente?
Cleber LLC fue en contra del Código del Trabajo de Cuba concerniente a su artículo 155 d), referido al Reglamento de seguridad y salud en el trabajo de importación, fabricación, instalación y explotación de la maquinaria agrícola.
Pero como si el quebrantamiento no fuera suficiente en una sala de diseño o en la soledad de un taller de prototipos, el tractor fue exhibido en la Feria de La Habana, a la vista pública, como un producto terminado, con la anuencia por acción u omisión (para el caso reporta igual) de las autoridades cubanas, que es lo verdaderamente grave por el precedente que entraña.
"Si los operadores de la Ley de Inversión Extranjera se inician con esta permisión, qué podemos esperar luego de la holgura creada por el paso del tiempo", razonó un abogado.
¿Un tractor con motor de gasolina?
"El tractor Oggún no debe tener gran aceptación entre los agricultores cubanos mientras tenga ese diseño", sostiene un exsubdirector económico de empresa agrícola. "Primero que todo, porque tiene un motor de gasolina según dice la promoción, y eso lo hace de bajo rendimiento y caro."
"En Cuba ya no hay tractores de gasolina", añade, "fíjese que, hasta a los carros viejos, el que puede pagar 2.000 o 3.000 dólares le cambia el motor de gasolina por uno diésel".
"Lo otro es que no es el tractor de servicio al que están acostumbrados los cubanos", opina, "ese al que le quitan el arado y le enganchan un tráiler para irse a la playa".
"¿Un tractor con motor de gasolina? Oye, no lo quiero ni aunque me lo regalen. Me costaría más la mecha que el candil", dice el propietario de un Ford de 1948, ahora con motor diésel.
Un exoficial conocedor de operaciones encubiertas se pone a sospechar: "Mira, cuando yo vi el tractor me dije, es como si tuviera un cartel de 'No Se Vende'. Es como si lo hubieran fabricado con el propósito de no venderlo, al menos de no venderlo con éxito. Hay algo en esto que no me huele bien. El negocio de tractores es muy competitivo, difícil de expandir, ya es muy ancho lo ocupado por las firmas internacionalmente reconocidas, pero ya ellos están hablando de Latinoamérica. Pero ojalá sea paranoia mía y a ellos (los de Cleber LLC) les vaya bien, ojalá y solo estén ocupando una buena posición, comercial, por supuesto".
Fuera de especulaciones, lo cierto es que el tractor Oggún costará unos 10.000 dólares según los propietarios de la firma, y ese es un precio inaccesible para la mayoría de los agricultores cubanos, incluso, para los que tienen familiares en Estados Unidos o los que hacen cosechas valoradas en cientos de miles de pesos, quienes por menos dinero y con más prestaciones, modernizan viejos Ford o MTZ soviéticos.
"Quizás unos cuantos cultivadores de tabaco y otros cosecheros especializados adquieran el tractor de Cleber LLC, pero es poco probable la generalización de Oggún en la Isla como en su día la tuvieron Ford, Fergunson o Caterpillar. De hecho las 'mulas' (tractores) de Allis Chalmers nunca fueron populares en Cuba", dice un ingeniero agrónomo.
Pese al abanico de opiniones habrá que esperar. El tiempo tiene la última palabra en esta historia de Oggún. Pero más que el éxito comercial del tractor, importa que sus fabricantes y los encargados de velar por su legalidad olvidaron lo que vale más: la vida del tractorista y la vida de los que el tractorista no puede ver por carecer de donde colgar un espejo. Y son, sobre todo, los operadores de la ley los que han olvidado velar por la vida de la gente.