El periodista y activista cubano Pedro Corzo, exiliado en Estados Unidos, presentó este martes en el Instituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos de Miami el ensayo Bosquejos sobre la oposición política al totalitarismo del Siglo XXI, reporta EFE.
En la obra, el exiliado reflexiona sobre los mecanismos represivos de los gobiernos cubano y venezolano. Asimismo, analiza las fallas y aciertos de los movimientos opositores en ambos países.
La oposición cubana, al contrario que la venezolana, no ha logrado hacer valer su voz en materia económica, opinó Corzo, quien dirige el Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo. Un resultado que, apuntó, no es tanto un fallo de los disidentes cubanos como un éxito del sistema castrista.
"Toda oposición para acceder al poder tiene que interpretar los problemas de la sociedad y sus demandas económicas, no solo las políticas en cuanto a derechos y libertades", señaló en declaraciones a EFE.
"El régimen castrista ha tenido la capacidad y habilidad, por medio de la represión completa, de lograr que la oposición no tenga la posibilidad de fijar demandas de respeto y solución de problemas cotidianos", aseveró el también documentalista, quien ha producido un total de 13 cortometrajes de temática cubana.
La clave, explicó, radica en saber trasladar a la población, en el caso de la oposición cubana, que el deterioro de la vida diaria, el desmoronamiento y escasez de viviendas o el pésimo estado del transporte y las calles es responsabilidad única del Gobierno.
Así, en contraste con la oposición venezolana, que logró que el chavismo perdiera dos millones de votos en las elecciones legislativas de diciembre pasado, la cubana "no cuenta con acceso a recursos para trabajar a los cubanos frustrados" por las condiciones de vida en la Isla.
A la postre y pese al agotamiento del castrismo, prosiguió Corzo, el cubano, "frustrado, insatisfecho" y "sin esperanza", prefiere "abandonar el país" y tratar de llegar a territorio estadounidense o a otros países para rehacer su vida.
Mientras, la inteligencia castrista, "maestra en el asesinato moral de los disidentes", continúa alimentando con éxito el "clientelismo político" que ha logrado la adhesión de numerosos intelectuales, líderes políticos y organizaciones internacionales.
Corzo explicó que el ensayo, en el que entrevista a líderes opositores venezolanos y cubanos, es, ante todo, un esfuerzo por "comparar de forma sucinta los procesos políticos recientes venezolano y cubano, sus diferencias de origen, los errores, aciertos y compromisos de sendas oposiciones".
El libro desprende un cierto fatalismo respecto de la situación de Cuba, un desastre cimentado en la cerrazón totalitaria de la nomenclatura castrista, de su voladura de cualquier tipo de resquicio abierto al ejercicio de las libertades políticas y económicas reales.
Y en ese sentido, dijo que hablar de un "empresariado" cubano solo le da risa. "Es un empresariado de Estado, funcionarios del Gobierno, militares en activo o en retiro, dirigiendo empresas", pero, en ningún caso, emprendedores cubanos.
"Lo que se puede hacer en Cuba es 'cuentapropismo', algo lamentable que no merece el nombre de profesiones", tales como rellenador de fosforeras, vendedor de piñatas para comuniones o bautizos, o pelador de fruta.
"La nomenclatura cubana va a seguir gobernando", aventuró con tristeza el periodista. Añadió que los "esfuerzos" realizados por el Gobierno estadounidense en su relación con Cuba "no han obtenido respuesta adecuada" por parte de La Habana.