Alamar, al este de La Habana, vive una crisis general con el suministro de agua. La entrada en las cisternas ocurre habitualmente en días alternos, pero en el reparto han fallado dos entregas, lo que significa para sus habitantes de cinco días a una semana sin el líquido.
No es un récord. En algunas zonas de la Isla, como Santiago de Cuba, los vecinos se han quejado de ciclos de abastecimiento de diez o más días. La singularidad, a juicio de los pobladores de Alamar, es que allí la falta de suministro sigue a intensas lluvias registradas recientemente.
"Hoy tuve que irme a trabajar sin lavarme", dice Dayamí, trabajadora de una panadería. "Llevé un par de pomos para traer del trabajo aunque sea agua para tomar".
Aymara mandó a su hijo para la escuela en ropa "de calle". "El agua que me queda es para el baño. Ni pienses que la voy a gastar en lavar el uniforme", explica.
Los edificios de 12 plantas de la Zona 1 han sido abastecidos por pipas (camiones cisterna) todos estos días. "Ya han echado nueve pipas en la cisterna", explica una vecina, "pero son muchos apartamentos y no alcanza nada más que para un ratico. Cuando la ponen hay que correr para resolver lo imprescindible".
Esta vecina no sabe de dónde salieron las pipas. "El encargado del edificio las resuelve y yo no pregunto, pero me imagino que las gestione en el Poder Popular, porque no han pedido dinero para contratarlas".
Pero otros vecinos del reparto no tienen el mismo nivel de gestión o la misma suerte. La mayoría no ha logrado que los funcionarios del Poder Popular contesten el teléfono.
"Me he cansado de marcar y da timbre y timbre como si nada", asegura Arelys, vecina de la Zona 10.
Mayara, que vive en la Zona 6, tampoco ha logrado que le respondan la llamada. "Yo creo que no contestan a propósito, porque saben que todo el mundo está llamando para lo mismo".
Nydia es vecina de la Zona 11 y se encarga de poner el motor en su edificio. Esta responsabilidad la obliga a estar al tanto siempre de la situación del agua. "Cada vez que hay roturas o alguna afectación avisan que va a faltar el agua para que uno administre la que tiene. Si no lo dicen en el Canal Habana, el Poder Popular te advierte", asegura. "Pero esta vez no dijeron nada, ni han dado ninguna explicación a estas alturas. Yo calculo que la rotura debió ser sorpresiva y bastante grande, porque mira los días que llevamos".
La sequía, opinan vecinos, dejó de ser una justificación para el desabastecimiento, pues las precipitaciones de los últimos días han sido fuertes.
"Las lluvias aquí en Alamar han inundado las calles hasta el punto que los choferes no tenían por dónde pasar", comenta Conrado, un anciano jubilado. "No me digas que nada más que ha llovido en Alamar y que las presas no se han beneficiado…", añade con ironía.
Según Nydia, un amigo suyo que trabaja en Aguas del Este le comentó que allí se están recibiendo quejas de los vecinos durante todo el día. Basta con marcar el número de esta empresa para comprobar que se encuentra ocupado permanentemente. "Al menos tienen la decencia de contestar", afirma esta vecina.
En los tanques donde se recibe toda el agua que luego es distribuida en Alamar, un trabajador que no quiso identificarse porque no se dedica a "atender a la población directamente", da una explicación a medias: "Es que se rompió una tubería que viene desde Catalina de Güines. Están intentando soldarla y a lo mejor hoy nos entra agua, pero no es seguro. Cuando nos den la orden de abrir las llaves veremos si cae".
A la pregunta de si el arreglo será permanente o solo una solución de emergencia, el mismo trabajador contesta: "No sé. Yo estoy en Alamar igual que usted y sé lo que me dicen. Pero esas tuberías son muy viejas, ninguna reparación es definitiva hasta que no las cambien completas".
Ante este panorama, que promete roturas y afectaciones persistentes en el futuro, los trabajadores de los tanques ofrecen la ayuda que pueden: "Mire, si usted quiere venga con sus pomitos y nosotros le damos aunque sea el agua para tomar", dicen.