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Agricultura

Hablan las cifras

57 años de dictadura marxista-leninista han convertido a Cuba en uno de los tres países más pobres del hemisferio y en el más atrasado tecnológicamente.

Los Ángeles

En Cuba, los agricultores privados, individuales u organizados en cooperativas, solo disponen del 23.4% de los 6.3 millones de hectáreas tierras cultivables, mientras que el Estado es propietario del otro 76.6%, o sea, 4.8 millones de hectáreas, según datos de 2015 de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).

De ese 76.6%, a las empresas estatales de corte estalinista y las empresas paraestatales llamadas Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC), manejadas por el Gobierno —y que cuentan con las mejores tierras y con recursos financieros—, les corresponde el 50% (3.2 millones de hectáreas), mientras el otro 26% lo constituyen tierras arrendadas por el régimen a unos 172.000 usufructuarios.

Pues bien, de acuerdo con la ONEI, en el primer semestre de 2015 el país produjo 5.7 millones de toneladas de viandas,  hortalizas, arroz, frijoles y frutas, de las cuales las empresas estatales y las UBPC solo aportaron el 10%, o sea, 570.000 toneladas. El otro 90% fue producido por los agricultores privados y los usufructuarios, con un área agrícola total incluso algo menor (3.1 millones de hectáreas) .

¿Sorprendente? No si se tiene en cuenta que hace unos 2.360 años ya Aristóteles, opuesto a su maestro Platón, se dio cuenta de que la propiedad privada es superior a la colectiva porque la "diversidad de la humanidad es más productiva" y porque "los bienes cuando son comunes reciben menor cuidado que cuando son propios". El soñador Platón proponía abolir la propiedad privada para edificar una sociedad perfecta basada en la propiedad colectiva o comunal.

En el siglo XIII, en plena Edad Media, el filósofo y clérigo Tomás de Aquino ya aseguraba que "el individuo propietario es más responsable y administra mejor". Y medio milenio después uno de los fundadores de la era moderna, el escoces Adam Smith, descubrió la mano invisible que nadie había notado antes y que mueve al mundo. "Al buscar su propio interés", escribió Smith en La riqueza de las naciones (1776), "el hombre a menudo favorece el de la sociedad mejor que cuando realmente desea hacerlo".

O sea, que por instinto natural todos los seres humanos buscamos un claro beneficio personal, y a medida que lo logramos, automáticamente se beneficia el resto de la sociedad. La riqueza material de una nación no es más que la sumatoria de las riquezas creadas por los individuos.

Eso fue lo que le dijo el ex presidente español Felipe González a Fidel Castro  en La Habana a mediados de los años 80: "Fidel, siempre las lechugas que yo cultive en mi patio van a ser mejores que las que coseche el  Estado". El dictador le respondió que el Estado tiene más posibilidades de emplear  tecnología, dinero y otros recursos para obtener una mayor productividad.

A fines de los años 50, un economista marxista dirigente del Partido Socialista Popular (PSP), Oscar Pino Santos, denunció en un ensayo que Cuba estaba importando nada menos que el 29% de los alimentos que consumía y  que eso era un crimen causado por la propiedad latifundista y la "explotación del imperialismo norteamericano y la burguesía nacional".

Hoy, socialismo mediante, el país importa el 80% de los alimentos ($2.000 millones anuales) y los casi infinitos latifundios estatales producen menos que cuando el PSP hizo aquella denuncia.

En Cuba, según la ONEI, solo están cultivadas realmente 3.4 millones de hectáreas. Es decir, el 54% del total de tierras no produce nada. En 2014, de 1.8 millones de hectáreas de tierra que poseen las grandes empresas estatales centralizadas, solo estaban cultivadas 329.584 hectáreas. O sea, el 17.8% del total.

La Cuba 'oprimida' comía mejor

Sin embargo, la Cuba "expoliada" por la propiedad privada capitalista se autoabastecía de carne de res (desde 1940), leche, frutas tropicales, café y tabaco. Y era casi autosuficiente en pescados y mariscos, carne de cerdo, de pollo, viandas, hortalizas, y huevos. Era el primer país latinoamericano en consumo de pescado y el tercero en consumo de calorías, con 2.682 diarias. Había una vaca por habitante. Y además el país ocupaba el séptimo lugar mundial en salario agrícola promedio, con $3 diarios, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).  

En cuanto a la propiedad privada en general, y no solo en la agricultura, de acuerdo con el Anuario Estadístico de la ONU en 1958 Cuba era el octavo país del mundo con mayor salario promedio en el sector industrial, con $6.00 diarios, por encima de Gran Bretaña ($5.75), Alemania Occidental  ($4.13) y Francia ($3.26). La lista la encabezaban EE.UU ($16.80) y Canadá ($11.73).

Ese mismo año Cuba ocupó el segundo lugar latinoamericano en número de automóviles, con 40 habitantes por vehículo, y registró la mayor longitud de vías férreas en Latinoamérica, con un kilómetro de vía por cada 8 kilómetros cuadrados. Y era líder en televisores, con 28 habitantes por receptor (tercer lugar en el mundo).

La isla "dominada por el imperialismo" tenía la más baja tasa de inflación en Latinoamérica, con 1.4%, y era la tercera economía más solvente de la región por sus reservas de oro y de divisas y por la estabilidad del peso, a la par siempre con el dólar. Exportaba más bienes que los que importaba y tenía superávit en su balanza comercial. Era el país latinoamericano con menor mortalidad infantil y el que dedicaba mayor porcentaje del gasto público a la educación, con el 23 %. (Costa Rica, 20%; Argentina, 19.6%, y  México el 14.7%). En 1953, Francia, Gran Bretaña,  Holanda y Finlandia, contaban proporcionalmente con menos médicos y dentistas que Cuba.

Cuba era también en 1958 el país de América Latina con más salas de cine (en proporción a la población), ostentaba el segundo puesto en cantidad de periódicos, con 8 habitantes por ejemplar, luego de Uruguay (6), y tenía el segundo lugar en teléfonos, con 28 habitantes por aparato.

En fin, aquella nación sometida a la "voraz" propiedad privada capitalista era uno de los tres países de Latinoamérica con mayor ingreso per cápita, con 374 dólares, el doble que en España ($180) y casi igual al de Italia.

Pero en 1959 los hermanos Castro asaltaron el poder, hicieron lo que proponía Platón y los resultados están a la vista. En el país que atraía como imán a inmigrantes de todo el planeta —atrajo a 1.3 millones de inmigrantes solo entre 1902 y 1930— ahora casi todos quieren emigrar, como sea, porque "la situación está cada vez peor".

Casi 57 años de dictadura marxista-leninista han convertido a Cuba en uno de los tres países más pobres del hemisferio y el más atrasado tecnológicamente, en el que además se carece de las más elementales libertades humanas. Pese a las dramáticas evidencias, la corrupta cúpula político-militar se dedica a "actualizar" el socialismo y se niega a liberar la fuerza creadora de los cubanos.

El castrismo impide que actúe la mano invisible que edificó el mundo moderno al amparo de una  filosofía que resume un antiguo refrán español de raíz campesina: "El ojo del amo engorda el  caballo".

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