Dentro de dos meses hará un año desde que el pasado 17 de diciembre los gobiernos de Cuba y EEUU anunciaron su intención de restablecer y normalizar las relaciones entre ambos países. Ya fueron establecidas las relaciones diplomáticas, las banderas respectivas ondean en sus sedes, varios decretos del presidente Obama han modificado algunas de las regulaciones del embargo-bloqueo y numerosas delegaciones oficiales y del mundo empresarial de EEUU han viajado a Cuba para intentar concretar otros acuerdos.
Sin embargo, el Gobierno cubano insiste en que nada ha cambiado y que el bloqueo sigue intacto, que no habrá "normalización" mientras no se levanten todas las leyes del mismo, mientras no se devuelva la base naval de Guantánamo y mientras no se compense a Cuba por los daños y perjuicios ocasionados por todos estos años de sanciones.
Un repaso a los comentarios de politólogos y expertos en relaciones internacionales y asuntos cubano-americanos, sugiere que detrás de esa posición del Gobierno cubano estaría su interés en no avanzar en las relaciones con EEUU, en no dar ningún paso que posibilite un ulterior levantamiento de las medidas codificadas del bloqueo, a fin de evadir el intercambio de todo tipo con la sociedad más opulenta del mundo. Según algunos simplistas, fue la apertura de Gorbachov a Occidente, la causa del desastre del llamado "campo socialista" y no el desarrollo de sus agobiantes contradicciones internas.
El mantenimiento del bloqueo-embargo serviría a su vez para justificar la represión del pensamiento y la actividad políticas diferentes que, de liberarse de las actuales presiones, podría sobrepasar la influencia del PCC entre la población.
Para unos el cambio de política de Obama ha fracasado y debería cambiar su curso porque no ha logrado sus objetivos de influir en la situación interna de Cuba. Pero en verdad, la falta de respuesta en el Gobierno cubano estaría evidenciando sobre todo su intransigencia y su interés en no avanzar en el levantamiento del bloqueo-embargo, como fórmula para poder seguir en el poder.
Pregunta: Si el Gobierno cubano está obstaculizando el levantamiento del bloqueo-embargo, ¿significa eso un fracaso de la política de Obama o una confirmación de que se trataría de la política correcta? ¿No se percatan quienes sostienen que se trata de un fracaso, que mantener el embargo-bloqueo sería hacer el juego a los que en La Habana quieren lo mismo?
En consecuencia, si el Gobierno cubano hace todo lo posible por mantener el bloqueo, porque conviene a sus intereses de continuar en el control interno, apoyar el mantenimiento del embargo y oponerse a la política de Obama, equivaldría a hacer lo que los Castro quieren.
Se expresan estos criterios con el mayor respeto para quienes piensen de otra manera, sin intención alguna de acusar a nadie de servir a los intereses "castro-comunistas".
Cada cual valore, si es posible sin prejuicios, el fenómeno en sí. Y, en todo caso, vería que si el "gobierno de los Castro" está mostrando que no quiere que le levanten el bloqueo, como sugieren no pocos, pues un amplio intercambio de todo tipo con EEUU lo llevaría a perder el poder, entonces lo más lógico sería, para quienes quieren cambiar las cosas en Cuba a partir de las políticas norteamericanas, acabar de levantar todas las cláusulas, codificaciones y demás regulaciones del embargo-bloqueo.
Aquí cabría muy bien aquel viejo dicho popular: "Al que no quiere caldo, que le den tres tazas".