La ONU ha presentado los detalles de un plan de lucha contra el hambre en Cuba del que se beneficiarán siete provincias de la Isla y 900.000 cubanos, según informa Prensa Latina.
El programa, que se desarrollará entre 2015 y 2018 y tiene un presupuesto de 18 millones de dólares, intentará aliviar las necesidades alimentarias a ciudadanos de Pinar del Río, Matanzas, Las Tunas, Holguín, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo.
Los beneficiarios del programa serán prioritariamente personas mayores de 65 años, mujeres embarazadas y los niños.
La representante del PMA en Cuba, Laura Melo, dijo que la intención es colaborar con las autoridades cubanas, para convertir sus "sistemas de protección social más sostenibles y efectivos".
Esta acción la impulsa el Programa Mundial de Alimentos (PMA), de la ONU, cuyos fondos provienen de donaciones voluntarias de varios países. Los que más aportan son Estados Unidos y la Unión Europea.
El proyecto para Cuba incluye asistencia alimentaria, apoyo a la distribución de frijoles en escuelas primarias, e incremento de facilidades para la cocción y el almacenamiento de alimentos en centros de educación y salud.
El programa trabajará además en tres áreas estratégicas, la primera de las cuales será el apoyo a los sistemas de protección social relacionados con la seguridad alimentaria y la nutrición.
En este sentido, se desarrollará un plan integral para la prevención y control de la anemia mediante la entrega de micronutrientes en polvo para niños de seis a 11 meses de edad. A ello se sumará la distribución de un alimento fortificado (nutriarroz) para menores de 12 a 23 meses, gestantes y madres lactantes.
El programa buscará también fortalecer los vínculos entre los sistemas de protección social y las cadenas de valor agrícola mediante capacitación y equipamiento a productores, así como al personal de instituciones públicas que gestionan alimentos.
Asimismo, se desarrollarán acciones para reforzar el sistema de alerta temprana en caso de sequías, intensas lluvias y huracanes, para incrementar las capacidades locales en el manejo alimentario durante y con posterioridad a estos fenómenos.
El PMA persigue a nivel mundial cuatro objetivos estratégicos: salvar vidas y proteger los medios de subsistencia en emergencias; respaldar o restablecer la seguridad alimentaria y la nutrición y crear o reconstruir los medios de subsistencia en contextos frágiles y después de una emergencia; reducir los riesgos y poner a las personas, las comunidades y los países en condiciones de satisfacer sus propias necesidades alimentarias y nutricionales, y reducir la desnutrición y romper el ciclo intergeneracional del hambre.