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Corrupción

Diluvio, miedo y mafia en el Almacén San José

Un entramado de jefes, militares y personal sanitario en complot contra los artesanos cuentapropistas de La Habana Vieja.

La Habana

Claudia es el nombre ficticio de una artesana cuentapropista que todos los días mira con preocupación el cielo y cruza la calle Desamparados rumbo al Almacén San José, que congrega los puntos de venta de un gran número de  artesanos cuentapropistas.  Ya allí, Claudia desciende los escalones y camina por un corredor bajo la llovizna causada por las filtraciones.  Junto a otros colegas se ha quejado a la gerencia para que resuelvan los problemas de la techumbre, pero la respuesta es la misma para todos: "¡Si no te gusta… recoge y vete!".

De esta manera la inmobiliaria Fénix S. A. —una subsidiaria del consorcio militar GAESA― cumple sus obligaciones de entidad  arrendataria ocho meses después de que el Historiador de la Ciudad Eusebio Leal Spengler fuera separado por corruptelas de la administración del Centro Histórico y transferido esta al Consejo de Ministros, según el decreto/ley 325.

Las intensas precipitaciones ocurridas en la capital el pasado mes de mayo —cuyas inundaciones en zonas bajas de la ciudad causaron un saldo fatal de cuatro muertos y centenares de damnificados― igualmente afectó a los cuentapropistas del Almacén San José, quienes tuvieron cuantiosas pérdidas materiales por las filtraciones del techo y la subida del nivel de las aguas, incluso albañales, dentro del propio complejo cultural.

Varios cuentapropistas que hablaron bajo anonimato por temor a las represalías cuentan que el día del monumental aguacero "los chorros de agua caían encima de las instalaciones eléctricas, poniendo en peligro la vida de decenas de turistas que allí se encontraban y el millar trabajadores que labora en sus más de 500 stands". 

De oídas, están al corriente  de que inspectores de prevención y extinción de incendios del MININT  conversaron con la administradora sobre el asunto. "Al parecer, hay que esperar a que haya un muerto para que resuelvan el problema de las filtraciones", coincidieron.

La indolencia en el complejo cultural San José envuelve por igual al sistema nacional de salud, que a pesar de las campañas antivectoriales se mantienen  pasivos ante los focos del mosquito aedes-aegypti que pululan por toda el área de la instalación, con cerca de 9.000 metros cuadrados de superficie.  El goteo causado por las filtraciones persiste días después de las lluvias y los charcos se extienden por todas partes.

Desastrosa es la atención al hombre, según criterio unánime. De tres baños existentes en la instalación dos están cerrados por reparaciones y el tercero fue ocupado para uso exclusivo de la Administración.  No hay agua potable a causa de las reparaciones de las redes hidráulicas del Centro Histórico, pero la gerencia no hace  esfuerzos por resolver el problema mediante pipas.

De varias cafeterías estatales que prestaban servicios en el recinto solo queda una, atendida por cuentapropistas. 

No hay gremio que defienda los intereses de los trabajadores, tampoco lo hace el Fondo de Bienes Culturales, ni las galerías que agrupan a innumerables cuentapropistas del Almacén San José.

"Recientemente nos convocaron por los altoparlantes para crear un sindicato", afirma Claudia. "Sin embargo, nos burlamos de la propuesta… Hace dos meses Salvador Valdés Mesa, miembro del Buró Político y exsecretario de la CTC, visitó el complejo cultural.  Este señor no conversó con los trabajadores, solo se limitó a hablar con la Administración. ¿Qué credibilidad pueden tener estos personajes y un sindicato auspiciado por ellos?".

Fénix S. A. presiona

Fénix SA, encargada de arrendar los inmuebles propiedad del Centro Histórico, ajustó hace nueve meses las  contrataciones a los cuentapropistas del citado complejo cultural con el aumento en 20% del importe de arriendo y la vigencia del contrato por tan solo un año, periodo en que la inmobiliaria se reservará el derecho a renovarlo o suspenderlo, acorde a su conveniencia.  

Tampoco se responsabilizará en costear los gastos de energía eléctrica, indemnizaciones, custodia de pertenencias, ni reparaciones, a pesar de que por el alquiler del almacén, según estimados, recauda más de 50.000 CUC (moneda convertible) mensuales.

La disposición se ampara en los decretos leyes 304 y 310 del año 2012.  Y, según el contrato recomiendan a los usufructuarios resolver los conflictos por "la vía amistosa".  De no llegarse a acuerdos, se apelará a los órganos judiciales de la República.

Sin embargo, los usuarios aseguran que  la vía amistosa estipulada en el contrato es letra muerta.  "Si no te gusta… recoge y vete", es el subterfugio manejado por Mariela Plaza, la administradora del Complejo Cultural para espantar a los que se quejan.  Y los abogados de Fénix han alertado  a los inconformes de  "que perderán el pleito contra la inmobiliaria".

La Cosa Nostra  en el Almacén San José

Al hacerse  un recorrido por las áreas del complejo cultural es notable  el aumento del número de stands.  "Pero los nuevos cubículos huelen a podrido", aseveran  los cuentapropistas más próximos. "Entre 6.000 y 10.000 CUC es el precio de venta 'por la izquierda' de estos compartimentos. Un jugoso negocio para los jefes".

La diferencia de precios está dada por la ubicación de los aposentos.  "Si son 'puerta de calle' (lugares de mayor tránsito) su precio asciende hasta 10.000 CUC. Si están en los interiores  (lugares de menor tránsito), entonces los valores oscilan entre 8.000 y 6.000 CUC", apuntan. 

Varios veteranos de la actividad, cuyos cubículos están mejor posesionados, se quejan de ser los más maltratados por la Administración.  Lo comprobado ―según testimonios― es que la gerencia ambiciona sus ubicaciones para venderlas a los aspirantes y ganar más dinero.  "Si no te gusta… recoge y vete",  más que una grosería funciona como un recurso,  puesto que muchos artesanos/cuentapropistas compiten en la cola  para obtener un stand.

Pero el negocio adquiere ribetes mafiosos cuando los trabajadores de la Salud se suman al chantaje de la Administración.  Denunciar las bajas condiciones de salubridad culparía al aquejado de un  probable cierre de la instalación,  la cual privaría del sustento a más de un millar de familias.  También  amenazan con aplicarles multas  en pesos convertibles (CUC).

El sobrevenido deterioro de las condiciones en el complejo cultural San José ―según el criterio mayoritario― obedece a una estrategia del consorcio militar GAESA.  Más del 95% de los consultados considera que "'los militares' los quieren sacar del complejo cultural, porque quieren embolsillarse todo el dinero que aportará el turismo de cruceros".

"Y, lo real y maravilloso de toda esta historia", comenta uno de los artesanos cuentapropistas desde el espigón del complejo, "es que mientras Cuba sufre un coma de gobernabilidad, los perjudicados continúan con el allien metido en el cuerpo….  Para bajarle pulgares al régimen hay que unirse.  Sin embargo pedirle  unidad a los cubanos es una quimera, la triste realidad es que la psicología de la victimización es más fuerte que el tormento".

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